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lunes, 27 de noviembre de 2017

La abuela "finisher" de Fabián Roncero y la falta de respeto al corredor popular

“Hasta mi abuela es finisher tardando 18 horas. ¿Qué mérito tiene eso?”  Esta contundente reflexión pronunciada recientemente por Fabián  Roncero es una  muestra más de la corriente crítica contra el deportista popular que sigue creciendo  dentro del mundo de  las carreras pedestres. Esta corriente de opinión, que al menos públicamente sigue siendo minoritaria, solía centrar sus críticas en las carreras de asfalto con andanadas del estilo ¿cualquier corredor que acaba una maratón debe de ser considerado maratonista?, pero  hasta ahora afortunadamente habían olvidado nuestro mundo de las carreras por montaña, probablemente porque para muchos practicantes del atletismo tradicional   los que corremos por montaña somos bichos raros que ni siquiera  merecemos la consideración de atletas.  No obstante algún palo nos suele caer,  a veces son atletas  de alto nivel cegados por su ego y brillo interior –como podría ser el caso que nos compete-, en otros casos son autoproclamados gurús del deporte guiados por su marcada falta de luces –Josef Ajram entraría en esta categoría- los que disparan sin piedad contra los corredores de menor nivel, esos a los que desprecian por su escaso desempeño físico y a los que despectivamente suelen  consideran “runners”, por no llamarlos directamente inútiles o globeros que suena más feo.
¿Y por qué empieza a suceder esto  cada vez con más frecuencia? Fundamentalmente porque ha comenzado a entrar dinero en el mundo de las carreras por montaña, y paradójicamente en algunas ocasiones no son los corredores elite los que se están beneficiando de manera exclusiva, dándose casos de corredores marcadamente populares que han conseguido importante repercusión a nivel mediático e incluso a nivel de patrocinios con su manera desenfadada  de entender este deporte y parece que esto no gusta a determinados deportistas de nivel que de alguna manera se sienten ninguneados por no alcanzar la repercusión mediática y la consecuente repercusión económica  que creen merecer.
Cabe reseñar que los ataques siempre vienen desde fuera del propio mundo del trail, disciplina donde la coexistencia entre élites y populares hasta el momento siempre  resulta ejemplar y donde aparentemente hay  una perfecta simbiosis entre ambos colectivos,  los populares admiran a los élite y los élite a su vez  muestran respeto por los populares. Este fenómeno probablemente derive  de   que todos los que corren por montaña, independientemente de su nivel físico, son conscientes de que el verdadero  rival al que uno se enfrenta en este tipo de pruebas de elevado desgaste físico es uno mismo, teniendo el mismo merito completar un carrera de 20, 60 o 100 kms para todos sus participantes, los primeros por el altísimo ritmo que son capaces de mantener durante muchos kilómetros,  y los últimos por la cantidad de horas que se mantienen activos para superar las dificultades orográficas, sumado a  las grandes dificultades personales que deben de afrontar antes de cruzar esa ansiada  línea de meta. Y es que aunque suene tópico  no todo el mundo tiene la genética, los medios y el tiempo necesario para entrenar como un atleta profesional, e intentar preparar pruebas de gran resistencia física, da igual que sean carreras por montaña, triatlones o pruebas ciclistas, compatibilizando entrenamientos con trabajos extenuantes, obligaciones personales de diversa índole y/o familias con niños, hace que las condiciones de partida ya sean diferentes para ambos colectivos. Quizá por eso duele ver a un atleta como el señor Roncero, que  por resultados y marcas conseguidas es sin lugar a dudas una de los mejores atletas españoles de toda la historia, lanzar gratuitamente  un comentario tan despectivo hacia todos aquellos  corredores que tanto le admiran. 
Estimado Fabián, posiblemente nunca llegará a leer estas líneas, sin embargo me permito la licencia de afirmar que no ha aprendido usted nada en los muchos años que ha estado practicando atletismo, y se lo digo desde el cariño que usted no muestra por otros compañeros de fatiga,  porque una de las máximas que se inculcaban a los atletas, al menos así era cuando yo entrenaba, era el RESPETO por todos y cada uno de los rivales con los que uno competía independientemente de su nivel competitivo. Alguien que ningunea a otros competidores, podrá correr muy rápido y será un buen corredor, pero siempre será un mal deportista, y si me apura un atleta pésimo, porque atletismo es sinónimo de  RESPETO, SACRIFICIO y HUMILDAD, y en el fondo de la cuestión   la única diferencia entre usted y esos corredores a los que ningunea y desprecia, es que usted es capaz de desplazarte a pie mucho más rápido que ellos, pero olvida que la distancia recorrida siempre es la misma para todos.
Y se lo digo yo que corriendo soy más malo que la carne de perro, que  no paso de senderista pretencioso porque mi nivel físico  no me da para ser considerado ni siquiera corredor – de atleta ya mejor ni hablamos- aunque hubo una época muy, muy  lejana donde era capaz de correr un poco menos despacio que ahora, nada especialmente destacable para cualquier atleta de nivel medio, sin embargo  bajar de 1h:15 en media maratón o de 33 minutos en 10.000 metros me permitió conseguir alguna medalla o algún buen puesto en categorías inferiores, lo cierto es que inexplicablemente  llegué hasta la categoría promesa  “haciendo que corría”, aunque siendo realistas  nunca prometí nada como deportista. Esos pequeños logros de los que le hablo se reducen hoy en día a unos cuantos trofeos herrumbrosos  en un rincón lúgubre y olvidado del trastero, sin embargo conservo intactos un montón de recuerdos asociados a las carreras por montaña, carreras como  Alto Sil 2012  donde peleando con terribles calambres desde que quedaban  10 kms a meta, disputando en compañía del escoba los último 3 kms, conseguí alcanzar la meta con apenas segundos de margen sobre el cierre de control, ese día lógicamente  no gané a nadie, posiblemente llegué muchos minutos detrás de su abuela don Fabián, sin embargo esa sensación de orgullo que acompaña a la  superación personal es algo que nunca sentirá usted señor Roncero, porque este deporte es mucho más que una marca o un buen puesto, es una batalla constante de superación personal, y  quién no entienda esta sencilla premisa de partida, no entiende nada de deporte.  Por lo anteriormente expuesto  creo que se ha equivocado de manera notable señor Roncero, si realmente piensa lo que ha dicho es usted una persona  soberbia, y si sólo lo ha dicho con el fin de crear cierta polémica con el fin de promocionar su nuevo libro, permítame que le diga que es usted muy torpe porque no se ha detenido a valorar que son precisamente esos corredores que minusvalora los compradores potenciales de  su libro ¿O acaso cree que a los corredores élite les importan sus peripecias vitales?

Por cierto señor Roncero, y ya por acabar esta breve reflexión personal en voz alta,  he leído un comentario de otro corredor contestándole en otra plataforma donde  aseguran que  participó usted en la Zegama-Aizkorri y abandonó sin llegar a meta, por más que he buscado este dato no lo he podido confirmar, si así fuera sería una lástima que su abuela no le hubieses esperado para marcarle el ritmo como a todos  esos corredores populares que si consiguieron llegar a meta ese día, populares que TE GANARON, porque el que llega a meta siempre está por delante del que abandona, y a su vez por delante de quién ni siquiera se molesta en intentarlo, y no he escuchado a ninguno de esos populares  criticarte por abandonar  ¿Qué cosas no?. Por eso es tan importante ser humilde en la vida, porque en el fondo tiene usted razón, hasta su abuela puede acabar un ultra en 18 horas…pero HAY QUE ACABARLA.