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viernes, 25 de mayo de 2018

Biosfera Trail 2018

Un año más vuelvo a Ciñera para enfrentarme a  una de las pruebas más bonitas y más duras del calendario de montaña leonés, una carrera que desde su nacimiento siempre se ha caracterizado por poner en valor esta entrañable comarca minera leonesa, por dar un exquisito trato al corredor, y por innovar año tras año creando nuevas modalidades y distancias adaptadas a las diferentes tipologías  de corredores de montaña. Personalmente, y aunque he renunciado por precaución a participar en la maratón, creo llegar en muy buenas condiciones físicas para hacer una buena carrera.

 A las 8 de la mañana dan la salida de la  maratón y a las 9 salimos los de la prueba de 26 kms. Una vuelta al pueblo inicial, un tramo llano por el sendero que une los pueblos de Ciñera y La Vid donde es posible correr muy rápido,  y tras pasar por un túnel bajo la nacional que une León y Asturias (km 2,5 - 12´:30”), comenzamos la ascensión a Peña Colorada. Es la primera montaña que asciendo en toda la temporada y se me agarra a las piernas  como una losa. Paso de correr muy cómodo y bastante rápido en el tramo inicial, a sentirme pesado y rígido como el ancla de un petrolero, y eso que he bajado unos 8 kgs de peso desde la temporada pasada, no obstante pienso que es sólo parte del proceso de adaptación a la montaña y que poco a poco iré sintiéndome mejor.  Subimos sin descanso hasta alcanzar la cresta del monte, una pequeña bajada de apenas unos 150 metros, y afrontamos entre peñas el tramo final hasta coronar Peña Colorada (km 4,75 - 48’50”).

Comenzamos un descenso muy rápido, primero por prados, luego por senda y finalmente por un tramo más técnico. Los tramos corribles bajo relativamente bien, sin embargo en los tramos que presentan una  mínima dificultad técnica voy con mucho miedo. En diciembre me caí en un descenso disputando  la Carrera de Matallana de Torío y parece que el miedo a caer de nuevo ha anidado con fuerza en mi mente, lo que hace que baje con una torpeza y lentitud infinita, y como consecuencia poco a poco me van adelantando corredores que me pasan como tiros, mientras yo desciendo a velocidad de marmota.  Llegamos abajo, un tramo llano de unos 600 metros por pista y alcanzamos el primer avituallamiento de la jornada (km 8,4 – 1h:20’:43”).  El tiempo de paso es muy bueno, pero las sensaciones no acaban de ser positivas. Bajar con tanta inseguridad me genera mucha tensión y el desgaste muscular es mayor de lo normal, por lo que me siento muy agarrotado de piernas, y lo peor es que la bajada de este primer pico es la más sencilla de toda la jornada.

Enciendo mi MP3, pienso que iré cogiendo más soltura y confianza en las bajadas a medida que avance la prueba, y con ánimos renovados afronto la ascensión al Cueto San Mateo. Un primer tramo ascendente por sendero entre bosques, un tramo llano de un kilómetro por pistas, antes  de enfrentarme al tramo final más pendiente y complicado que entre peñas nos lleva hasta cumbre. Sin contratiempo alcanzo la cumbre del Cueto San Mateo que se presenta semioculta entre la niebla y las nubes bajas. Me encuentro en el techo de la carrera (km 12,7 – 2h:10´:18”), y antes de iniciar el descenso decido tomarme un descanso de unos 3 de minutos guardando los bastones, ingiriendo una pastilla de magnesio para evitar los calambres, y contemplando las preciosas vistas que siempre nos regala esta cumbre, incluso en días grises en los que existe visibilidad reducida.
Tramo intermedio de bajada del Cuetu San Mateo - Fuente: Leonoticias
La bajada del Cueto siempre es complicada, tiene algunos tramos muy técnicos de destrepe, con y sin cuerdas fijas de apoyo, e incluso en días como hoy donde el sendero está en buen estado por no encontrarse la piedra húmeda, debe tomarse con mucha precaución para minimizar el riesgo de caída. Un tramo inicial entre peñas, un breve tramo intermedio menos pendiente y más  corrible, el tramo final de bajada más técnico y Llegamos abajo, un corto y exigente repecho, el paso a través de la emblemática galería minera y alcanzamos el segundo avituallamiento (km 15,9 – 2h:48´:50”).


Subida al Picu Cuchillar

Comenzamos la tercera ascensión de la jornada, la más corta y sencilla de toda la prueba, sin embargo al poco de comenzar a subir comienzo a sufrir fuertes calambres en los cuádriceps y eso que todavía voy por el km 16. Suelo sufrir problemas de calambres habitualmente, pero esta vez han aparecido demasiado pronto en el tiempo y demasiado lejos de meta, lo que representa un contratiempo muy serio. Comienzo a maldecir en arameo, hebreo, latín e incluso en élfico, pero no queda otra que seguir avanzando. Como quiera que sea que la subida es sencilla, con bajar el ritmo y acortar la zancada voy librando hasta llegar arriba. 


Coronamos el Cuchillar (km 17,2 – 3h:07´:04”), cruzamos la escombrera, y por un estrecho sendero entre escobas iniciamos el rápido descenso. Aquí me debo detener en varias ocasiones y ponerme a estirar. Empiezo a tener menos futuro que la amistad entre Valentino Rossi y Marc Márquez, afortunadamente la bajada está en buen estado y no resbala tanto como en ediciones previas, lo que me facilita el trabajo.
Llegamos abajo, enlazamos con un nuevo tramo llano por pista donde voy tan ofuscado que a  punto estoy de saltarme el tercer avituallamiento de la jornada (km 18,6 – 3h:21´:24”). Nos  adentramos en el Faedo y afrontamos la dura ascensión por el interior del bosque de hayas centenarias que dan nombre a este emblemático bosque. Cada poco debo detenerme  a estirar, aun así voy ganando altura, supero la escombrera que se encuentra a media ascensión,  un  último tramo  de ascensión entre peñas antes de afrontar los últimos metros hasta cumbre que se deben hacer literalmente escalando.


Tramo final de "escalada" al Picu Los Casetones

Toco la cumbre de Los Casetones (km 20,2 – 3h:54´:36”), un breve cresteo, y en completa soledad inicio  un descenso que combina tramos técnicos con tramos de cómodos senderos por praderías donde es posible correr muy rápido. Yo continúo mi particular calvario personal, incapaz de correr, hasta el punto de que me tengo que detener de nuevo al cruzar un río, y aprovecho para meter a remojo mis maltrechos cuádriceps. A estas alturas ya no existen soluciones mágicas, pero las frías aguas de este arroyo supongo que ayudan a soldar temporalmente las múltiples microroturas a nivel fibrilar y mitigan por un corto espacio de tiempo mis molestias musculares.
Entramos de nuevo en el Faedo, y para mi sorpresa este año no atravesamos la senda de tarima que serpentea  por el  interior de este centenario bosque, sino que avanzamos por un estrecho sendero que discurre por la ladera opuesta del estrecho valle.
Alfredo Álvarez y Pablo Ródriguez entrando en el Faedo de Ciñera
Y toca afrontar la quinta y última ascensión de la jornada. Afortunadamente en esta ocasión llevo suficiente margen como para no tener que preocuparme por el cierre de control, pero voy tan tocado en lo físico, y tan quemado a nivel psicológico, que tengo la sensación de estar escalando un ochomil.  Primer tramo de subida por piedra suelta, un ligero descansillo a media subida donde está ubicado el último avituallamiento de la jornada y finalmente un último tramo de nuevo entre peñas que nos conduce a la cumbre de La Sardonal (km 23,3 - 4h:56´:48”).
Cresteo final por la cumbre de La Sardonal con los pueblos de Ciñera y La Vid al fondo del valle
Por delante queda un cresteo técnico y la bajada final camino de meta. Y aquí es donde la frustración alcanza niveles extremos, veo impotente como uno detrás de otro me van superando infinidad de corredores de la prueba corta, corredores de la prueba  larga (46 kms), una familia completa de orugas procesionarias,3 tortugas laud, una excursión de afectados por silicosis con la bombona de oxígeno a la espalda, La Santa Hermandad del Cristo de los 7 clavos posesionando con los pasos de Semana Santa al hombro, e incluso la Banda de Gaitas ciudad de Oviedo al completo tocando la danza del Oso mientras desfilan vestidos con el traje regional. Y es que  el cresteo se me hace más largo que  una carrera de caballitos de mar en el hipódromo de la Zarzuela , pero acaba y comienza el descenso final, y es todavía más duro porque aquí los cuádriceps sí que van ya al límite.

Mientras desciendo caminando observado impotente con me siguen adelantando corredores, hasta que me sobrepasa el mismísimo espíritu del malogrado Sthepen Hawkins en su silla de ruedas, y con su característica voz electrónica me dice: “He dedicado toda mi vida a estudiar los agujeros negros a nivel teórico, y resulta que tenía uno real delante de mis narices, Bisonte ¿Dónde has estado toda mi vida? eres un auténtico agujero negro, eres capaz de hacer desaparecer cantidades ingentes de energía y materia cuando corres por montaña. ¡Anda artista, agarrate a la silla que te llevo hasta meta!”.
A ver si acaba pronto esta odisea que nada tiene de épica y mucho de absurda. Llego a las primeras casas de Ciñera, aproximadamente unos 700-800 metros llanos me separan de meta. Sigo andando sin la menor intención de correr, sin embargo la agradable conversación con otro corredor que me alcanza me aporta ánimos renovados, y más por orgullo que por fuerzas, completo corriendo los últimos 400 metros para entrar en meta con la sensación de estar más devaluado como corredor que un título universitario de la Universidad pública Rey Juan Carlos.

Por primera vez en muchos años no miro el reloj en meta.  El tiempo límite no es un problema y doy por sentado que habré tardado unas 6 horas. Al día siguiente, ya en frío,  compruebo que en completar los 26 kilómetros con 4.400 metros de desnivel acumulado (2200 positivos y 2200 negativos) he tardado 5h:35’:45”  a 2h:27´:33” del ganador que fue Guillermo Sánchez Ledo, ocupando el puesto 56 sobre 100 corredores en meta.

¡Qué gran paradoja! Acabo de acabar mi quinta Biosfera Trail, una carrera que me encanta y donde siempre me han tratado muy, muy bien, acabo de conseguir probablemente el mejor tiempo de mis 5 participaciones, y me voy con una sensación de desilusión, decepción personal y fracaso deportivo tremenda.  Lo cierto es que la montaña siempre imparte justicia, aquí no hay arbitrajes polémicos, ni decisiones extrañas, sencillamente la montaña te pone en el lugar que te corresponde. Yo había llegado extremadamente confiado, ya tan crecido que pensaba que  iba a ser capaz de mear medio litro de colonia de marca por cada litro de agua que fuese capaz de ingerir en cada avituallamiento, y aun siendo capaz de llegar  a meta, hoy la Biosfera me ha derrotado. ¿Cuánto vale esta meta? NADA. El sufrimiento siempre debe ser un personaje secundario en cualquier prueba de resistencia, pero si se convierte en protagonista principal de la obra, el deporte popular pierde todo su sentido. Tiempo habrá de analizar lo sucedido, de modificar entrenamientos, y espero que de volver con renovadas fuerzas.

Próxima parada del Bisonte World Tour 2018: TRANSFRONTERIZA


Perfil de la Biosfera Trail 2018

2 comentarios:

  1. Hola Rubén , se ha hecho esperar esta crónica de la Biosfera 2018 , pero ha merecido la pena . Has sabido trasmitir tus sentimientos al lector y que sea este el encargado de comprender tu carrera .
    Es increíble como relatas cada tramo de carrera , como lo afrontas los tramos técnicos , como buscas comparaciones para hacer divertida la lectura . Imposible darte consejos para que encuentres luz en tu camino entre las sombras . Un MARCHADOR que necesitó de la hora extra y de 5 minutos más para cumplir su objetivo no debe dar consejos....salvo que por muy complicado que parezca , por lo menos hay que hacerlo , no perfecto , pero hacerlo .
    Me acuerdo de mi primera Biosfera a tu lado , haciéndome de guía , viendo la ilusión que llevabas . Yo creo que simplemente la chispa está fundida , no es muy importante , la mía lleva fundida desde Septiembre del 2015 y sigo trotando ...
    Busca nuevas carreras y disfruta de aquellas que te ilusionen . Al final , no voy a Nembra peo nos vemos comprando toallas en Portugal .

    Un abrazo .... prefiero no leer lo que he escrito , la idea es fácil de entender , corre a tu ritmo y piensa menos , y creo que he dado muchos rodeos para expresarlo . GRACIAS POR EXISTIR EN LAS CARRERAS DE / POR MONTAÑA , las haces más amenas

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    1. Paquillo, muchas gracias por tus palabras y tus sabias reflexiones. La crónica lleva escrita más de un mes, pero he estado esperando por su publicación en Trailcyl antes de poder colgarla en este medio, y esa es la razón de la tardanza.

      Puede que se me haya agotado la chispa como bien dices, puede que físicamente haya tocado techo después de muchos años corriendo con una mala planificación, puede que este año que he entrenado mucho más duro de lo habitual haya equivocado completamente el calendario, o sencillamente puede que tenga que empezar a buscar otro tipo de carreras que se adpaten más a una tipología impropia de un corredor de montaña. Lo cierto es que la decepción fue muy grande porque las expectativas con las que llegaba eran muy elevadas, y cuando eso sucede el golpe suele ser mayor, especialmente si te sucede en una prueba a la que tienes especial cariño. Me queda un último cartucho guardado para La Batallona, allí intentaré correr lo más rápido que pueda, luego afrontaré por fin el tan ansiado y temido reto de Nembra, y luego me tomaré un tiempo para reflexionar. Si no lo hago awsí corro el serio riesgo de acabar renegando de las carreras por montaña, y no me gustaría llegar a ese punto.

      Nos vemos en Trasnfronteriza compañero, donde espero que podamos compartir unos cuantos kms.

      Un saludo

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