Han pasado ya 365 días desde que casi por casualidad volví al mundo de las carreras. Cuando me planté en la salida de la Carrera de Santo Toribio en Astorga a primeros de mayo del año pasado, mi único objetivo era acabar esos 10 km como fuera (trotando, andando o arrastrando una pata si fuese necesario), pero ni en mis mejores sueños esperaba continuar corriendo a estas alturas.
Lo cierto es que en aquel momento no me plantee ninguna expectativa a futuro, si acaso intentar acabar 10 carreras de la copa diputación para poder aparecer en la clasificación final de la prueba. Sin embargo, y para mi sorpresa 32 carreras y 330.321 metros competidos después, el correr se ha convertido en una parte indispensable de mi vida hasta el punto de sentirme extraño si paso 3 semanas seguidas sin competir.
Lo cierto es que en aquel momento no me plantee ninguna expectativa a futuro, si acaso intentar acabar 10 carreras de la copa diputación para poder aparecer en la clasificación final de la prueba. Sin embargo, y para mi sorpresa 32 carreras y 330.321 metros competidos después, el correr se ha convertido en una parte indispensable de mi vida hasta el punto de sentirme extraño si paso 3 semanas seguidas sin competir.
El tiempo es una dimensión relativa, y mientras a nivel genérico un año puede parecer poco tiempo, a nivel deportivo es tiempo más que suficiente para tener buenos y malos momentos, para disfrutar y para sufrir, para ver la meta muy lejos en carreras muy cortas y muy cerca en carreras sobre distancias largas, para pisar nieve, hielo, barro y agua, para correr con temperaturas por debajo de 0ºC y con temperaturas superiores a los 30ºC, y para conocer personas, pueblos y parajes del viejo reino de León que de otra forma probablemente nunca hubiera conocido.
Adicionalmente en mi caso me ha servido para descubrir el mundo de las carreras de montaña, que son las que mayor satisfacción me producen, por lo que poco a poco probablemente iré dejando el asfalto para centrame en ellas. Creo que si las lesiones me respetan y puedo incrementar mis entrenamientos, cosa que entiendo posible a medida que vayan creciendo los "esbardos" *1 que tengo en casa, mi evolución me llevará en la medida de mis posibilidades hacia el ultrafondo, pero dejemos que el tiempo siga su curso y ya veremos lo que nos tiene deparado el destino.
Nos vemos corriendo en Benavides
*1.- Esbardu: Cria del oso, Osezno en español.
Ruben te lo tengo dicho, mochila doble y esbardus a la chepa para mejorar más rapidamente.
ResponderEliminarSaludos
je,je. Javi, trataré de plantear tu propuesta a la que toma las decisiones en mi casa pero no tengo claro que le vaya a dar el visto bueno, y es más, si le digo que la propuesta es tuya (y teniendo en cuenta los antecedentes), me da miedo que me deje a la puerta de casa con los bastones de travesía, la mochila camel, el calzado de montaña y demás aperos de "labranza".
ResponderEliminarHola Ruben, Veo que tu progesión anual ha sido espectacular. Ahora a seguir haciendo kms. como más te guste: montaña o asfalto. Por cierto en Xixón hay un club que se llama "Esbardu". Conozco a varios de sus miembros. Un saludo y en Benavides nos vemos. A de la Mata
ResponderEliminarVamos poco a poco Ángel pero se hace lo que se puede, aunque lo cierto es que todavía queda un largo trecho por recorrer.
EliminarNo tengo el gusto de conocer a la gente del club Esbardu de Xixón, pero este año tengo pensado competir en Asturias y seguro que coincido con ellos en alguna prueba.
Un saludo