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martes, 3 de julio de 2018

Transfronteriza 2018

Un entretenido viaje en autobús nos lleva hasta el pintoresco pueblo donde tendrá lugar  la salida de la prueba.  Estas tierras fueron en su día parte del Reino de León, y en algún momento de la historia, como consecuencia de los intereses personales de los nobles que regían los destinos de las humildes gentes que habitaban estas olvidadas tierras, el pueblo, quedo dividido entre dos países, pasando a denominarse Rio de Onor la parte portuguesa y Rihonor la parte española, sin embargo sus escasos habitantes siempre han coexistido en perfecta armonía, para ellos siempre se ha tratado de un único pueblo, que en  Rihonorés (dialecto propio que se encuentra casi extinto y que deriva  del asturleonés) siempre ha sido conocido como Ruidenore, siendo la parte española conocida como Povo de Cima (Pueblo de Arriba) y la portuguesa como Povo d'Abaixo (Pueblo de Abajo).

Momentos previos a la salida con mi compañero de aventuras Joaquín Cañizares (Foto: Trailcyl)
En la linea de salida la temperatura es fresca y como ya vamos cambiados para correr, mientras acaban de montar el arco de salida, muchos corredores buscamos refugio en el interior del bar cercano. Unas fotos de rigor, y tras las pertinentes palabras por parte de las autoridades, se da la salida y arranca nuestra particular batalla deportiva por hacerse con el trono deportivo de esta gran balsa de piedra que es la Península Ibérica,  en un ambiente festivo.
Salimos en dirección norte corriendo por la empedrada calle que discurre por el Povo d'Abaixo,   a los 400 metros un cartel nos indica que acabamos de cruzar la raya, y apenas cien metros más adelante cruzamos el río homónimo que da nombre al pueblo.
Puente sobre el que se cruza el Rio Honor (foto: Lonifasiko)
Salimos del Povo de Cima por un camino llano de tierra. al paso por el kilómetro dos el camino gira a la izquierda y comenzamos la primera ascensión del día. El tramo inicial es sencillo pero  incrementa su dificultad a medida que ascendemos por  un amplio y empinada cortafuego diseñado con escuadra y cartabón y que nos hace ganar altura hasta coronar un fuerte repecho, momento que aprovecho para tomarme un  respiro apoyado en un vértice geodésico portugués -mucho más cuidado que los españoles-  y disfrutar las fantásticas vistas que nos regala la cima de  la muy noble y leal Vila de Bragança. Un pequeño tobogán, un último tramo muy pendiente de subida y por el mismo cortafuegos alcanzamos la primera cumbre del día (km 5- 46':22").

Apenas 500 metros más adelante, ya en territorio descendente, encontramos parada y fonda en el primer avituallamiento de la jornada. Un rápido tramo de bajada y ya  en terreno llano  a correr por pistas entre pinares mientras seguimos avanzando por la raya, esa delgada y  artificial linea sobre un mapa que los intereses de reyes y nobles han creado  durante siglos, agrupando administrativamente todos los  pueblos indígenas  que habitan Iberia desde tiempos  inmemoriales en  dos estados, dos países hermanos que durante demasiado tiempo han vivido de espaldas.

Mientras todos los participantes corren lo más rápido que pueden, yo falto de confianza desde mi último fiasco en Biosfera Trail, sigo inmerso mi particular  marcha senderista, descolgado del resto de corredores, hundido en la penúltima plaza de la clasificación y  avanzando más despacio que un muñeco de playmobil. Cuando ya llevamos disputados aproximadamente el 25% de la prueba llega la hora de tomar una decisión importante, puedo  seguir reptando por la Sierra de la Culebra  como una serpiente de gran tamaño los 25 kms restantes hasta meta, o puedo ponerme  las pilas, arriesgar y correr  a riesgo de que las piernas no aguanten. Si corres a nivel individual puedes hacer lo que quieras, pero cuando corres una prueba por  equipos, y más cuando representas los colores de un país, aún tratándose de una competición amateur, debes dejarte el alma por respeto al resto de compañeros de equipo y por respeto a todas las personas que sienten la bandera que estas representando, así que la elección es sencilla. Una rápida cuenta mental me dice que si en la salida había 66 inscritos, y si quiero sumar y no restar para mi selección, debo quedar de la mitad para delante, lo que implica que debo superar al menos a 33 rivales, y en este momento únicamente llevo 2 por detrás y los que me preceden empiezan a estar muy lejos.  Sin tiempo que perder  arranco, poco a poco recupero distancia y empiezo a adelantar a los primeros corredores. Muchos de ellos leoneses como yo. Una rápida y empinada bajada por cortafuegos y en el fondo del valle encontramos el segundo avituallamiento de la jornada (km 11- 1h:20':56"). 
Uno de los 6 pasos por el  del Río Manzanas (Foto: Tortugas Trail)
Abandonamos definitivamente la raya para adentrarnos en territorio español mientras disputamos el tramo más bonito de toda la prueba. Por un sendero que serpentea entre bosque de ribera vamos remontando el curso alto del Río Manzanas, un precioso riachuelo de montaña cuyas aguas cristalinas  cruzamos hasta en 6 ocasiones. Entre helechos y praderías, protegidos por arboledas avanzamos hasta cruzar por el interior del río bajo un viejo puente de piedra, giramos a la derecha y por sendero comenzamos la segunda ascensión de la jornada. En este instante llevo  a 14 corredores por detrás y por delante  no veo a ningún corredor en lo que me alcanza la vista, pero aún  queda mucha carrera.

Atravesamos el pequeño  pueblo de Santa Cruz de los Cuerragos donde se encuentra el tercer avituallamiento (km 14'5-1h:52':53") y continuamos ascendiendo hasta que al llegar al km 15 coronamos un pequeño repecho y pasamos por al lado de un viejo castro celta, se trata de los restos de un antiguo asentamiento zoela. Los zoelas eran la tribu más meridional de los antiguos astures, un pueblo prerromano que lleva más de dos mil años   habitando una franja de tierra que va desde el Mar Cantábrico hasta el Río Duero, en tierras de las actuales Asturias, León, Zamora y Tras Os Montes, así que  por estas tierras sigo corriendo en casa, tanto en el lado portugués como en el español. Alcanzo a Paquito y a Arcadio, el bañezano y el benaventino son dos viejos conocidos  con los que he compartido muchas carreras, lo que me aporta ánimos renovados

Segunda ascensión de la jornada en Santa Cruz de los Cuerragos (foto: Tortugas Trail)

Un tramo llano de descenso por  cortafuegos donde  literalmente vuelo devorando kilómetros a ritmos de 4:00-3/50 min/km, una velocidad inusual para mi, que no obstante me permite recuperar posiciones con facilidad e iniciamos el tramo final de ascensión. Una rápida parada en el cuarto avituallamiento de la jornada (km 19- 2h:29':00"),  casi 3 kilómetros adicionales de ascensión y al paso por el km 21,5 tocamos el techo de la prueba a 1195 metros de altitud. 

A partir de aquí 7 kilómetros de rápido y continuo descenso. A la salida del quinto avituallamiento  transitamos  500 metros campo a través por el interior de un pinar,  momento en el que supero al corredor número 33, se trata de un compañero portugués que va corriendo en compaña de su perro.  Quedan unos 7-8 km a meta pero contra todo pronostico he conseguido mi objetivo de dejar de ser una rémora y sumar para mi equipo. Con la moral por las nubes vuelvo a encadenar otros 3 kms a ritmo próximos a 4 min/km, y aunque no veo a nadie por delante continuo inmerso en mi particular contrarreloj individual. La pesada y lenta  boa constrictor de los primeros kilómetros parece haber mutado por arte de magia en una suerte de Cuelebre -serpiente alada de la mitología asturiana similar a un dragón-. ¡Que bonito es correr por montaña cuando se tienen piernas! Hoy estoy disfrutando un montón. 

En el kms 30 llegamos al fondo del valle y comenzamos la última ascensión de la jornada. Una breve parada en el último avituallamiento del día y a subir. De fuerzas voy sorprendentemente bien, pero empiezan los primeros amagos de calambre en gemelos/soleos. ¡Vamos Bisonte, cada segundo que ganes es un segundo de margen para los compañeros que vienen por detrás!. Corono en el km 31 al paso por una vivienda engalanada con multitud de banderas españolas y afronto el kilómetro final ya en por las afueras de Figueruelas de Arriba. Un tramo de sendero entre huertas y vides a las afueras del pueblo y 200 metros finales de subida hasta alcanzar esa meta a la que llego literalmente fundido, con la satisfacción de haberlo dado todo (y la sensación de que si hubiese corrido de forma  diferente mis piernas hoy quizá hubiesen tenido 15-20 minutos menos).

Finalmente conseguí completar los 32 kms de la prueba con 2800 metros de desnivel acumulado (1500 positivos y 1300 negativos) con un tiempo de 3h:45':41" , a 1h:.01':21" del ganador que fue Jose Juan Clemente del Río y alcanzando una digna posición 26 (sobre 60 corredores ne meta).
Entrando en meta (foto: Trailcyl)
Para cerrar la jornada una revitalizante ducha de agua caliente en el camping de la población y un sabroso arroz a la zamorana por gentileza de la organización, que estaba tan bueno que a punto estuvimos de raptar al cocinero y llevárnoslo con nosotros de vuelta para León. Al final los corredores españoles se llevaron por segundo año consecutivo la victoria en esta fiesta de hermanamiento entre españoles  y portugueses donde el deporte solo es una disculpa. Solo cabe felicitarles por su victoria y retarles para el año próximo. 

No quiero finalizar mi crónica sin dedicarle unas palabras de agradecimiento a la organización.  Es un formato diferente de carrera, con el aliciente de competir por equipos defendiendo los colores de tu país lo que siempre genera un ambiente especial, poniendo en valor  un entorno privilegiado e injustamente olvidado de Zamora y Tras Os Montes, con un recorrido rápido y divertido, y con un esmerado trato al corredor que cuida hasta el último detalle (duchas de agua caliente, buena comida postcarrera ,  bolsa del corredor repleta de productos locales, etc) y sobre todo ese trato acogedor  recibido que hace que el corredor se sienta como en casa desde el primer hasta el último momento, ese toque mágico que solo se consigue en aquellos proyectos que se hacen con cariño por parte de personas, como nuestro admirado Lobo de Aliste, que se dejan la piel de manera desinteresada y dedican muchas horas y esfuerzos a sacacar adelante carreras tan bonitas como este y que ponen pueblos en los mapas. Muchas gracias por todo, espero poder volver en el futuro y traer conmigo muchos más corredores leoneses para que puedan disfrutar de esta fantástica experiencia

Próxima parad del Bisonte World Tour 2018: La Batallona de Somiedu

Perfil de la Transfronteriza 2018