Apenas faltan un par de minutos para las 5 de la mañana y salto de la cama con la agilidad de un Puma de los Andes.
Es un día especial, por fin ha llegado la carrera que con tanto anhelo he esperado durante los 364 días previos del año y los nervios apenas me han dejado conciliar el sueño. Ducha, desayuno rápido y en ruta.
Hoy el bisonte irá al volante, llevando como compañeros de expedición al "tigre" Dieguez, al "corzo" Salva, al "galgo" Baños y al difícilmente clasificable Cañi, que en apenas 5 años ha pasado de rinoceronte a jabalí y de jabalí a rebeco. Bajo la pertinaz y persistente lluvia del exterior, emprendemos este particular viaje de pirados de la montaña, que con semejante fauna a bordo más bien parece una versión cazurra del Arca de Noe.
Este soy yo saliendo de la cama el día del Alto Sil |
Hoy el bisonte irá al volante, llevando como compañeros de expedición al "tigre" Dieguez, al "corzo" Salva, al "galgo" Baños y al difícilmente clasificable Cañi, que en apenas 5 años ha pasado de rinoceronte a jabalí y de jabalí a rebeco. Bajo la pertinaz y persistente lluvia del exterior, emprendemos este particular viaje de pirados de la montaña, que con semejante fauna a bordo más bien parece una versión cazurra del Arca de Noe.
Es llegar a Santa Cruz del sil y respirar ambiente de carrera de las buenas. La recogida de dorsales, el desayuno en la carpa y los instantes previos a la salida emocionan por el hecho de poder saludar e intercambiar unas palabras con muchos corredores, que como me sucede con el animado e irreductible clan gallego de los Coutadas Trail Team, solo veo en esta prueba a lo largo de toda la temporada. Y sin darte cuenta ya estás preparado, has pasado el control de chips y estás metido en el cercado a la espera de que den la salida con más nervios que Sergio Ramos ante un examen de primero de la ESO.
La salida se retrasa unos 5 minutos porque estamos esperando a un guaje de un pueblo vecino, un tal Manu Merillas (nuestro particular Kilian Jornet leonés), que aparte de buen rapaz, es un corredor excepcional y al que todos esperamos ver algún día, cada vez más próximo, siendo campeón del mundo de la disciplina. No hay prisa, hace menos de 3 semanas estaba fuera de la carrera por problemas con el tendón de de aquiles, así que vengo a disfrutar de cada segundo de esta prueba como si fuera el último.
Salida de la prueba en compañía de Paquito y custodiado por nada menos que 3 corredores escoba |
Cuenta atrás y mis 450 compañeros de aventura salen al galope. Inmediatamente se forman 2 pelotones claramente diferenciados: el primero compuesto por la practica totalidad de los participantes y ya descolgados desde el primer metro de la prueba, un segundo y pintoresco grupo.
Saliendo de Santa Cruz del Sil siguiendo el ritmo que marcan los 2 "ratones" contratados para la ocasión. |
Yo en mi linea habitual, salgo en última posición y a ritmo de corredor nonagenario, por lo que evidentemente me inserto en el segundo pelotón. A mi izquierda llevo a Paquito, justo a mi espalda 3 corredores escoba... ¿3 escobas? ¡pero Lolo, que es esto! Tienes más empleados de limpieza tu en Santa Cruz del Sil que Carmena en todo el Ayuntamiento de Madrid y justo por delante y marcando el ritmo van 2 corredores disfrazados de Minnie Mouse (Laurina y Chuso). ¿Has dicho 2 ratones (o ratitas)? efectivamente, en el atletismo profesional se utilizan liebres para ir más rápido y en el tractorismo ratones. Al fin y al cabo los ratones si te despistas te comen la cosecha y los tractores somos tecnología punta la servicio del mundo agrario, así que de una forma natural todas las piezas encajan.
Comenzando la ascensión a La Chañada en el pintoresco pelotón de los elegidos |
Ascendiendo al Alto de La Chañada bajo la atenta supervisión de los corredores escoba |
Sabedor de mis limitaciones físicas, el primer pico lo subo al ralentí y tratando de gastar el menor combustible posible. Charlando a ratos con Paquito, a ratos con la eternamente joven Carmen Corujo de los viejos tiempos y llegando a cumbre en compañía de Javi Reguera, la ascensión se me hace cortísima y consigo coronar La Chañada en 36':03" (km 3).
Comenzamos la bajada del cortafuegos y este año me lo tomo con mucha calma, aprovechando para disfrutar y recrearme con de la fantástica vista del imponente cortafuegos que tengo enfrente y por donde asciende una interminable fila de corredores convertidos en hormigas de colores. Llegamos abajo, cruzamos el riachuelo (48':14" y 3,95 kms) y ya con los pies empapados nos enfrentamos al imponente y temido Muro. A ritmo procesional y sin alardes de ninguna índole, asciendo los aproximadamente 560 metros y los 200 metros de desnivel positivo que nos separan del primer avituallamiento de la jornada. Arriba el reloj marca 1h:01:56" (km 4,5). Minuto arriba, minuto abajo, voy igual que todos los años.
Comienza la bajada y enseguida percibo que algo no va bien en la carrera. Escucho voces y noto mucho nerviosismo. Un poco más abajo me cruzo con un corredor que sube corriendo en dirección contraria (me pareció reconocer al bueno de Simon Allen) y que nos comenta que hay un corredor accidentado unos 200 metros más abajo. Llegamos a ese punto y experimento la peor situación que yo haya vivido en mi condición de corredor de montaña hasta este momento. Tendido en el suelo hay un corredor, se encuentra consciente pero muy aturdido, tiene la cara ensangrentada y se encuentra completamente inmóvil, está tiritando de frío y nervios pese a que le acaban de cubrir con una manta térmica. Pregunto como puedo ayudar, si necesitan antinflamatorios que llevo en la mochila y me ofrezco para ayudar porteando la camilla con el accidentado si fuese necesario. Me dicen que está todo controlado, que el corredor que le sostiene la cabeza es médico y que están esperando las asistencias para sacarlo en helicóptero. Aquí nada puedo aportar y hay una máxima en montaña, y en la vida en general, que dice "que si no puedes ayudar, lo más prudente es no molestar", así que con muy mal cuerpo y un susto de la ordiga, inicio lo que queda de descenso con mucha más prudencia de lo habitual. No puedo evitar pensar en la salud del corredor accidentado y no me cuesta lo más mínimo ponerme en su piel. Si esta es la situación más dramática que me ha tocado vivir hasta ahora, apenas 150 metros más abajo me encuentro con la más cómica y surrealista. Veo subir a 2 miembros de la Cruz Roja andando cuesta arriba por el cortafuegos y al pasar por su lado, veo que a uno de ellos le viene empujando por la espalda un corredor en pantalón de deporte y camiseta para ayudarle a avanzar más rápido. Esto es lo que se debe de conocer como vehículo médico autopropulsado. Si Santiago Segura viera lo aquí sucedido, no dudaría en incluirlo en la próxima entrega de Torrente.
Llego abajo en el momento en que Alex Santos, que viene aquejado de problemas musculares, me alcanza. En su compañía recorro los siguientes 2-3 kms a ritmos de 4:30 min/km, que son demasiado elevados para mi, así que en cuanto comienza la cuesta arriba me detengo y subo andando.
Vista cenital del cortafuegos conocido como "el Muro" |
Llego abajo en el momento en que Alex Santos, que viene aquejado de problemas musculares, me alcanza. En su compañía recorro los siguientes 2-3 kms a ritmos de 4:30 min/km, que son demasiado elevados para mi, así que en cuanto comienza la cuesta arriba me detengo y subo andando.
Estamos a apenas un kilómetro de Páramo y tras un árbol en la ribera del río, se me aparece por sorpresa y como si de un Trasgu se tratase, el bueno de Tomás Baños que ha decido parar en boxes para aligerar peso aquejado de problemas de "combustión interna".
Apenas 100 metros más adelante alcanzo a mi habitual compañero de aventuras Cañi y ya con él voy hasta el segundo avituallamiento del día.
A Páramo se entra por una cuesta empedrada donde hay mucho público. Los gritos de ánimo y la presencia de fotógrafos me hacen venirme arriba y subir corriendo a buen ritmo, aún consciente de que el postureo va acabar conmigo y que arriba me tendrán que poner oxigeno los voluntarios de la Cruz Roja para poder continuar. Un último arreón al recibir los ánimos de mi fotógrafa favorita Bosena que ha prometido sacarme guapo y ¡alley hop! ya estoy en la calle principal de Páramo.
Entrando en el avituallamiento me encuentro a Nary Ly, nuestra maratoniana olímpica que ya es una leonesa más, que me anima efusivamente. Apenas quince días atrás era mi hijo quién le pedía un autógrafo y hoy quién será primera atleta en la historia de Camboya en disputar unos juegos olímpicos, se encuentra ofreciendo su ayuda y sus ánimos al más popular de los atletas que compiten en Alto Sil. Este tipo de detalles son los que hacen grande este deporte ¿o acaso os imagináis a Cristiano Ronaldo en el Pozo del Tio Raimundo animando a los jugadores de un equipo de segunda regional?¿A que no? pues es esa humildad lo que marca la grandeza de esta gran persona ¡Thank you very much Nary!.
Cuesta de entrada al pueblo de Páramo del Sil |
Apenas 100 metros más adelante alcanzo a mi habitual compañero de aventuras Cañi y ya con él voy hasta el segundo avituallamiento del día.
A Páramo se entra por una cuesta empedrada donde hay mucho público. Los gritos de ánimo y la presencia de fotógrafos me hacen venirme arriba y subir corriendo a buen ritmo, aún consciente de que el postureo va acabar conmigo y que arriba me tendrán que poner oxigeno los voluntarios de la Cruz Roja para poder continuar. Un último arreón al recibir los ánimos de mi fotógrafa favorita Bosena que ha prometido sacarme guapo y ¡alley hop! ya estoy en la calle principal de Páramo.
Galopando por postureo en la cuesta de acceso a Páramo del Sil |
Parada más rápida que en ediciones previas en el avituallamiento y arranca la subida al coloso alpino de la jornada. El reloj marca 1h:36.53" y todavía estoy aproximadamente en el km 9,3 de la carrera. La primera mitad de la subida a la Campona discurre por un cómodo sendero sin pendientes reseñables y en buen estado, más delante atravesamos un tramo de ascensión entre escobas y tras cruzar una amplia pradería de montaña entramos en la parte más dura de la ascensión, momento en el que me cruzo con un corredor que viene caminando en sentido contrario
- Hombre Bisonte ¿que tal?
- Hola compañero ¿que te ha pasado?
- Vengo algo mareado y he preferido dejarlo
- Una pena Iván, ánimo y nos vemos en meta
- Hombre Bisonte ¿que tal?
- Hola compañero ¿que te ha pasado?
- Vengo algo mareado y he preferido dejarlo
- Una pena Iván, ánimo y nos vemos en meta
El Alto Sil es una carrera muy dura y empieza a reclamar el peaje habitual en cuanto a abandono de corredores. En esta ocasión se trata de Ivan Lugris, un muy buen corredor de montaña gallego al que por fin he tenido el gusto de conocer en persona, aunque sinceramente hubiese preferido conocerle en meta . Continuo la ascensión de manera muy cómoda y llegando a la cota 1400 metros empezamos a pisar nieve. Voy en solitario y lo vivido me recuerda la primera edición. Que sensación de libertad te ofrece correr en solitario por estos hermosos parajes nevados y envuelto por ese halo de misterio que aporta la niebla.
Samu Obaya en el Alto de La Campona |
Poco a poco asciendo hasta alcanzar el alto de La Campona y a lo lejos empiezo a escuchar por megafonía música en asturiano de Los Berrones. ¡Ufff! no encuentro mejor manera de entrar en un avituallamiento. No pasa ni un minuto de tiempo cuando aparece de nuevo el bueno de Cañi.
Nosotros que tenemos mucha más pinta de críticos gastronómicos de la guia michigrín que de corredores de montaña, juntos y en un avituallamiento... ¡Ya se jodió la marrana! A nosotros que nos gusta más un avituallamiento de mantel y sobremesa, que a Falete un Chuletón de buey con patatinas, en vez de quedarnos en el avituallamiento exterior como el 90% de los corredores, entramos en la cabaña recordando viejos tiempos y nos encontramos con una barra de lomo, una navaja y un hogaza de pan. Nos hacemos fuertes en la mesa y nos tomamos un laaaargo respiro.
Esperando a que nos traigan la cuenta pa volver a correr |
Nos ponemos cómodos al calor de la chimenea y aprovechamos para hablar con 2 compañeros del cumbres de León: Javi Pascual que aquejado de problemas en su tendón de aquiles ha decidido abandonar y está esperando transporte y con Diego Ruiz que viene justo detrás nuestro. Unos 15 minutos más tarde, a falta únicamente de café, copa y puro, Cañi decide arrancar y yo un par de minutos más tarde tratando de poner en funcionamiento mi MP3. He pasado tanto tiempo en la cabaña, que ya han pinchado por megafonía medio CD de Raphael y por el camino nos han adelanto Tomás Baños, Carmen Corujo y un numero indeterminado de corredores que vienen a correr y a no de picnic por la montaña. Estamos aproximadamente en el km 17 de la prueba y el reloj marca 3h:13':31". Tenemos tres cuartos de hora para llegar al cierre de control de Primout.
Acabamos de coronar La Campona, comenzamos el descenso por el tramo de pista al que le han retirado parte de la nieve para facilitar el transito de vehículos y llegando al km 19 alcanzo de nuevo a Cañi, que se había detenido a aligerar peso y aparece aullando como un lobo tras un pino.
Cañi comenzando el descenso a Primout desde el Alto de La Campona (km 18) |
Unos 5 minutos de parada en el avituallamiento, tiempo suficiente para enterarnos por los voluntarios de la Cruz Roja que el corredor accidentado ya está en el hospital de Ponferrada y que aparentemente no hay daños serios. Comemos, bebemos y mucho más relajados por la buena noticia del compañero emprendemos de nuevo la marcha.
Paso por la preciosa aldea de Primout |
Tramo de carrera que discurre desde Primout hasta la Braña de Santa Cruz |
Angel Rivero cruzando a buen ritmo el Rio Primout, uno de los momentos más emblemáticos de la prueba |
Cruzando el Río Primout sin agarrar la cuerda. Con mi actual peso, la fuerza del agua no representa ningún peligro. |
Vista cenital de la subida al Pico Negro |
Tramo final de ascenso a Pico Negro |
Finalmente consigo coronar y toco cumbre en 4h:58':24". Con el frío viento de cara, me giro y me deleito durante unos segundos mirando la subida que dejo atrás. Me emociono recordando lo mucho que he sufrido ascendiendo 5 veces este pico y como aquel que mira su tierra desde la cubierta de un barco mientras se sueltan amarras y te alejas de tierra, siento esa extraña nostalgia o lo que los asturianos llamamos "señardá" de quien se despide de un lugar que visita por última vez. Con los ojos humedecidos, la cabeza vuelve a coger el mando y trata de poner un poco de orden ¡vamos a ver Bisonte! ¡arranca y déjate de mariconadas que a ti lo que te pasa es que todavía no te has sobrepuesto al shock de padecer a Justin Biever en un momento de sufrimiento extremo durante al subida!.
Sin más dilación arranco el descenso final
Sin más dilación arranco el descenso final
Zach Miller trepndo los últimos metros antes de coronar el Pico Negro |
Cuando voy a arrancar de nuevo veo llegar a mi amigo Paquito. Soy consciente de que no es buen bajador, así que decido esperar y guiarle en este tramo inicial de bajada que suele ser bastante complicado. Descendemos como buenamente podemos estos primeros 600 -800 metros y entramos en el sendero de descenso. 4 kms por delante y este año para mi sorpresa voy con piernas, entre la euforia y que tengo más peligro en una bajada sin dificultad técnica que Melendi borracho en un vuelo trasnoceánico, me despido de Paco y me dejo caer tratando de disfrutar de cada metro como si fuera el último. La bajada está en mucho mejor estado que los años previos. Al entrar en el km 29 me encuentro un precioso sendero de falso llano entre viejos robles y noto como la euforia me lleva mucho más allá de lo prudente dada mi situación. Alcanzo por momentos ritmos de bajada de 4,20 min/km, asi que la cabeza trata de poner orden de nuevo ¡soooo, Bisonte! Con tu tamaño y tu uniforme de camuflaje, es posible que te estén viendo desde la estación espacial internacional y eso que está en la estratosfera, baja el ritmo no te vaya a pillar el helicóptero Pegasus de la Guardia Civil.
Un corredor atravesando un tramo de ríachuelo en la bajada final camino de Santa Cruz |
Rubén Seco cruzando el río para iniciar la subida final a meta (último km de la prueba) |
Alfredo Gil entrando en Santa Cruz (a unos 400-500 metros de meta) |
Alfredo Gil en meta tras ganar la carrera. La prueba es durísima incluso para los corredores pata negra. |
Todo un ejemplo de compañerismo: Javi Reguera y Juanjo Prieto entrando juntos en meta. Orgullo del tractorismo leonés. |
En meta y para superar los 31,7 km de distancia y los 3640 metros de desnivel global (1820 positivos y 1820 negativos) un tiempo real de 5h:49:14 (tiempo oficial de 5h:42:57" ) y puesto 382 de la general sobre 419 corredores.en meta (450 corredores en la salida), a casi 3 horas del ganador que fue Alfredo Gil Garcia con un tiempo de 2h:51:19"
Por cerrar el tema estadístico, puesto 131 en categoría Veterano A (o como me gusta definirla en mi caso particular categoria VIP: viejo e insuficientemente preparado)
Con Cañi y Paquito en meta |
No me quiero olvidar del suceso acaecido con el corredor accidentado en el cortafuegos. Ha habido un grupo corredores (Sebastián, Ángel, Blas, ...) que han sacrificado la carrera por acompañar hasta el último instante al compañero lesionado y eso que no le conocían de nada previamente. Ellos representan lo MEJOR de nuestro deporte y por la parte que me toca me gustaría darles las GRACIAS por lo que han hecho. Hoy ha sido ese corredor concreto y mañana podríamos ser cualquiera de nosotros. Si por un casual Lolo Diez o cualquier otro miembro de la organización llegase a leer este post, creo que podría ser un bonito gesto y honraría a los organizadores si se les pudiera facilitar un dorsal para que pudieran participar en la próxima edición de la prueba.
Mi último recuerdo es para el "presi" del Club de montaña Cumbres de Léon Javier Fernandez. Fue la persona que me dio a conocer esta prueba y con quién compartí expedición mis primeros años, ahora esta´pasando momentos complicados por temas de salud y espero verle muy pronto corriendo para poder compartir de nuevo muchos kms con él . ¡Mucho animo Yeti!
Próxima parada del Bisonte del Carbayedo World Tour 2016: Powerade Bike Race de Léon.