Ciñera de Gordón se levanta vestida con sus mejores galas y se respira ambiente de carrera de las buenas. Camino de la salida me cruzo con algunos de los gallos de la prueba que van calentando a ritmos tan elevados que parece que alguien les ha aumentado las revoluciones y los ha puesto a correr a cámara rápida, tanto que no puedo evitar pensar que si me pusiera a calentar con ellos comenzaría la prueba con problemas de calambres por el desgaste muscular al que me someterían.
Me coloco a cola de pelotón y para mi sorpresa el bueno de Alfredo Alvarez ejercerá de corredor escoba. Cuenta atrás y arranca la prueba. El primer kilómetro por las calles del pueblo es para ir sin prisas disfrutando de los aplausos y los ánimos de la gente que se ha congregado para ver la carrera, además con total seguridad nos tocará detenernos un par de minutos en el habitual embotellamiento que se forma a la salida del pueblo y que nada tiene que envidiar a la operación salida de las vacaciones de verano en Madrid capital. La selección natural me ha colocado una vez cerrando prueba en compañía de dos de mis tractoristas de confianza: Paquito y Tomás, grupillo al que en esta ocasión se suma Jon Ander Aramburu, corredor vitoriano con el que tendré el placer de compartir 3/4 partes de la prueba. Salimos de Ciñera, un kilómetro llano y sencillo hasta llegar al pueblo de La Vid, atravesamos un túnel con el agua por encima de los tobillos y ya con los pies empapados enlazamos con la subida a Peña colorada.
El primer tramo de subida se hace duro. La subida tiene una pendiente constante y no te da ningún respiro hasta coronar el primer cordal en el km 4 de la prueba (tiempo de paso 53:13"). Una pequeña bajada y afrontamos el tramo final de ascensión a cumbre. Es materialmente imposible perderse, primero porque solo tengo que seguir el rastro de los más de 350 corredores que me preceden y segundo porque desde la cumbre se escuchan los gritos de ánimo de alguien que parece la versión femenina de
Moja y que resulta ser
Isabel Galán, una corredera habitual de estas pruebas y que hoy ejerce labores de
Cheerleader. Corono en
1h:06':09", un respiro para guardar los bastones e intercambiar unas palabras con
Carlos Pérez y comienzo el descenso en compañía de
Miguel Bernardo. Aunque esta bajada es sencilla y muy rápida, en esta ocasión me lo tomo con más calma de lo habitual.
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Tramo de descenso de la Peña colorada donde me caí hace 2 años (semeya gentileza de Chano Morán) |
Suelo ser buen
bajador y acostumbro a adelantar a muchos corredores en los descensos, sin embargo suelo llegar a meta arrastrándome como una culebra y con los cuadriceps destrozados. Si algo aprendí en la última
Carrera por Montaña Alto Sil es que bajando despacio soy capaz de llegar a meta mucho más integro, así que bajada tranquila y sin contratiempos hasta que tras superar la escombrera me encuentro parados, justo antes de alcanzar la pista por donde se bajaba a
Santa Lucia en ediciones previas, con
Armando Rodríguez y con mi compañero en el Cumbres de León
Dieguín Alonso. Ambos han optado por retirarse aquejados de problemas físicos, Tras constatar que ambos se encuentran bien y que no necesitan ayuda externa, continuo la marcha camino del nuevo y complicado tramo de carrera que la organización ha dispuesto para esta edición y al que le tengo mucho respecto.
Subimos un repecho y enfilamos el tramo de bajada final por un terreno muy empinado y ciertamente técnico. Una pena no tener pezuñas como los rebecos o los corzos para poder agarrarme al agreste terreno, así que para evitar contratiempos culo a tierra y a bajar como buenamente se puede.
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Tramo final de descenso de Peña Colorada donde se puede apreciar la dificultad técnica |
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Afrontando el tramo nuevo de descenso de Peña Colorada en el vagón de cola |
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Otra instantánea que da fe de la dificultad de este tramo final de descenso de la Peña Colorada |
Llegando abajo un voluntario me reconoce y me pregunta:
- ¡Oye! ¿Tu eres
Vientu Nordés no? Gracias por la crónica de la carrera. Leí tu crónica de la primera edición y me ayudo en mi debut al año siguiente, ahora se la recomiendo a los que quieren correr por primera vez y me preguntan por la prueba.
Por fin encuentro alguna utilidad a esto de escribir un blog. Correr no correré un pijo, pero al menos parece que algo puedo aportar a este mundillo de las carreras por montaña. Cubierta mi particular dosis de vanidad continuo la marcha alcanzando el primer avituallamiento de la prueba en 1h:50':07"(km 9) a orillas de un
Río Bernesga que hoy baja bastante embravecido, y me encuentro con exquisitos embutidos de Gordón (lomo, chorizo, jamón)
¡cagu´n mi mantu! si no me quedará tanta distancia a meta, aquí me quedaba.
Afrontamos la subida al
Cueto San Mateo, el punto más elevado de la prueba y la subida teóricamente más complicada de la carrera, aunque personalmente y por experiencia propia, le reservo ese honor a la cuarta ascensión de la mañana:
Los Casetones. El primer tramo de ascensión hasta alcanzar el robledal no es muy complicado. A partir de aquí te enfrentas a un kilómetro de falsos llanos por pista forestal en buen estado que bordea la montaña y te lleva hasta el pie de la cumbre por la parte más alejada de
Santa Lucia. El tramo inicial lo hacemos bajo una lluvia fina, eso que los asturianos llamamos
orbayu, que se va transformando en niebla a medida que subimos hasta el punto de que en el tramo del Robledal es imposible vislumbrar la cumbre por encontrarse esta completamente envuelta por una densa
borrina (niebla en asturiano). Tras el tramo de pista, giramos a la izquierda y afrontamos el exigente tramo final de ascensión al
Cueto San Mateo. Este tramo final es pindio y ciertamente duro por lo que decido poner música para ayudarme en el esfuerzo. Enciendo el MP3 y lo primero que aleatoriamente suena es el
Crazy de
Seal. Son cosas del azar pero me parece una canción que ilustra perfectamente "la locura" que invade algunas veces a los que corremos por montaña y que tanto les cuesta entender a los profanos en la materia. Ya con música acorto la zancada, tiro de bastones y continuo la ascensión en solitario. La temperatura ha bajado mucho y decido ponerme el chubasquero para evitar coger frío. A unos 200 metros de la cima comienza a nevar para darle si cabe un mayor toque de épica a la prueba.
Finalmente llego a cumbre en 2h:43´:56" (puesto 318 provisional) y me encuentro con los ánimos de
Javier Pérez. Charlamos un ratillo, espero unos minutos a la llegada de Jon y amablemente nos toma una fotos. Aprovecho para avituallarme, guardo los bastones y tras una parada que no supera los 5 minutos, comienzo el complicado descenso.
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En la cima del Cueto San Mateo con Jon Ander |
Es uno de los tramos más técnicos de la prueba y su dificultad se incrementa como consecuencia de las adversas condiciones meteorológicas de la jornada.
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Sector técnico de bajada en el Cueto San Mateo |
Con prudencia y mucho respeto voy descendiendo, sin embargo y para mi sorpresa, consigo superar corredores que bajan muy despacio y con poca agilidad y eso incrementa exponencialmente mi confianza, factor este básico para poder bajar con seguridad en montaña.
Llegamos abajo, ascendemos un fuerte repecho y nos enfrentamos a uno de mis tramos favoritos: la
galeria minera.
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Fuerte repecho considerado "puerto no puntuable" por la organización y que te lleva a la entrada de la galeria mineria |
Es el primer año tras el cierre de la
Hullera Vasco Leonesa (y de la practica totalidad del sector minero asturleonés) y al cruzar la galería en la más absoluta oscuridad siento como una enorme rabia se apodera de mi al pensar que algunos políticos hijos de la gran puta, de esos que tienen cuentas en Panamá y otros paraísos fiscales, son los que han acabado con el futuro de nuestra gente y de una gran parte de nuestro territorio. Esos que critican las subvenciones a la mina pero no dicen nada de los cientos de millones de euros dilapidados en subvenciones a fondo perdido para las empresas de automoción (Renault, Ford, Volkswagen...) y las compañías multinacionales eléctricas y de construcción (Iberdrola, ACS,..). Desafortunadamente para nosotros esta tierra se convertirá en apenas un par de décadas en una inmensa reserva cinegética para que los ricos y poderosos del corrupto y decrepito estado español puedan venir a cazar lobos, rebecos, corzos, osos y quién sabe si hasta linces, porque ya no quedarán seres humanos en este orgulloso territorio norteño. Y no digo más porque a partir de aquí cualquier cosa que diga podría ser considerada delito por gentileza de la infame ley mordaza y porque entramos en un campo que se escapa de lo meramente deportivo, que es el objeto único y último de este blog.
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Jon Ander Aramburu saliendo de la galería minera entre la lluvia |
Descenso rápido, saltamos de nuevo un riachuelo, un último repecho y alcanzamos al avituallamiento de
Santa Lucia de Gordón en 3h:34':51".
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Llegando a Santa Lucia de Gordón (a 200-300 metros del avituallamiento) |
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Saltando el río con un impecable estilo propio de mi paisano Yago Lamela |
Comienzo la tercera ascensión de la jornada. El
Pico Cuchillar es de largo la más corta y sencilla de todas las subidas, pero este año la organización ha eliminado el tramo de pista y la ascensión incrementa su dificultad al ser más vertical que en ediciones previas. Corono en 3h:55':29" y comienza el descenso y con el mi particular
calvario de todas las ediciones. El barro y yo no nos llevamos especialmente bien, o dicho de otra manera mi inutilidad y torpeza sobre dicha superficie es directamente proporcional a mi altura y a la distancia respecto al suelo al que se encuentra mi centro de gravedad. Voy el primero en compañía de
Victor Rabanal y
Carlos Roca y comienza mi particular festival de caídas y culadas que convierten este tramo en un deja-vú de la
Transcandamia 2016. Paso más tiempo cayéndome y levantándome que avanzando de pie. Al paso por la décima caída decido apartarme desesperado y dejo pasar a Tito que viene justo detrás mía para que marque el paso, no obstante al adelantarme, se resbala y me da un bastonazo involuntario en la cabeza. ¡Gracias Tito! ¡A ver si me sirve
pa espabilar que parezco minusválido!. Finalmente los 3 mosqueteros conseguimos llegar abajo, no sin antes aprovechar para darme otro par de culadas adicionales y tras cruzar el
puentecillo de madera sobre el ríachuelo, afrontamos el último kilómetro hasta llegar al avituallamiento donde se encuentra el primer control de paso de la prueba.
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Jesús Morán del Coyança Trail cruzando el puentecillo de madera |
El cierre de control se presenta como inesperado compañero de aventura. Todavía estamos a un kilómetro del punto de control y vamos muy, muy justos de tiempo.
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Los 3 mosqueteros, mimetizados con el entorno, a menos de 1 km del control de paso |
Este año todo se complica y el nuevo trazado de la prueba hace que sea imposible coger ritmo por no tener tramos cómodos donde poder correr. Finalmente alcanzamos el punto de corte en 4h:26:17" ¡uffff!¡por los pelos! nos han sobrado a duras penas 3 minutos y 43 segundos sobre el tiempo de corte. Unas fotos con compañeros, unos minutos para comer y beber y sin demora arrancamos el ascenso al cuarto pico de la jornada.
Para mi el
Pico Cuchillar siempre ha sido la subida más dura de la carrera. Es un subida constante y muy pendiente. En el tramo inicial el suelo resbala por el barro y las hojas acumuladas y el tramo final es literalmente de escalada. Subo a ritmo vivo y poco a poco me distancio de mis compañeros de expedición Tito y Carlos que deciden ir un poco más despacio. Encaro el tramo final de ascensión y los voluntarios, para los que no tengo palabras de agradecimiento para definir como se han portado a lo largo de toda la prueba, me suben a pulso en el sentido estricto de la palabra ... y ¡ojo! peso unos 98,5 kgs.
Alcanzo la cumbre en 4h:55':29". Estoy a unos 2,5 kms del último punto de control con un tramo de bajada muy técnico y que no permite correr por delante, así que decido no esperar a Tito y Carlos y me lanzo para abajo con miedo a no cumplir con el tiempo de corte. Comienza la bajada y subo el ritmo en este primer tramo más sencillo donde alcanzo a una corredora con quién compartiré toda la bajada hasta alcanzar el avituallamiento. Algún tramo se encuentra en un estado bastante complicado, especialmente el sendero de bajada hasta el
Faedo y debemos extremar la precaución, Finalmente piso el Faedo, junto con la
galeria minera, mi tramo favorito de la carrera y disfruto corriendo por el interior de este mágico bosque centenario. Un último esfuerzo y alcanzo el último avituallamiento en
5h:29':33". *Ojo* apenas me han sobrado 27 segundos para el cierre de control. Creo que es la vez que más he ajustado un paso de control en mi vida, aunque al llegar a meta me enteraré que debido a las adversas condiciones meteorológicas, la organización decidió con buen criterio ampliar holgadamente dicho tiempo de corte para que muchos corredores no se quedaran fuera. Me hecho reflex, tomo un enanntium para los calambres, bebo abundantemente, estiro y arranco sin detenerme en exceso, pues la lluvia arrecia, y dado que ya me encuentro completamente empapado, no quiero quedarme frío.
Y comienzo la quinta y última ascensión del día. No es nada complicada sobre el plano, pero a estas alturas, con 5 horas y medio de esfuerzo acumulado en el cuerpo, uno ya viene muy castigado y los 3 años anteriores me he quedado sin piernas en esta subida, pasándolas canutas para alcanzar la meta. Al empezar a ascender lo primero que pienso es ¿y este año que pasará figura? La lógica juega en mi contra, pero como dice el refrán "
hasta el rabo todo es BISONTE". Empiezo la ascensión en solitario, procurando mantener un ritmo cómodo y a media subida me amagan los calambres, no obstante en esta ocasión no pasan de simples amagos. A medida que asciendo me voy encontrando mejor, supongo que el hecho de haber disputado la
Powerade BTT apenas 7 días antes me ha dado un plus de tono muscular del que carecía en ediciones previas.
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Descansillo antes de afrontar el tramo final de ascenso al Pico El Sardonal (Preciosa semeya gantileza de ISSIphoto) |
Corono
La Sardonal en 5h:54':15" y delante mía se presenta el precioso cresteo de la sierra. Pienso en detenerme y esperar a Jon Ander que viene unos 50 metros por detrás y con quien he hecho casi toda la prueba, pero me encuentro fuerte y con ganas de correr y si hacía falta alguna motivación adicional para acabar de animarme, un sol radiante cubre el cielo por primera vez en toda prueba y el calor hace acto de presencia.
¡Como me gusta este cresteo y eso que se me da fatal!. Con piernas correr por montaña es una maravilla. Paulatinamente desciendo hasta alcanzar la C
ruz de Hierro, un último tramo de bajada por terreno con mucha piedra suelta y alcanzo de nuevo las primeras casas del pueblo de
La Vid (o las últimas de
Ciñera) en 6h:17':50". Por delante apenas un kilómetro me separa de la pancarta de meta y ya tendré mi cuarta medalla de finisher en la Biosfera alrededor de mi cuello.
Mientras corro por este tramo llano, la mente se distrae pensando en lo que los asturianos llamamos
babayaes. Pienso en la oportunidad que perdí en la primera edición de la Bisofera para subirme al podium. Ese año corrieron solamente seis mujeres, si me hubiera inscrito como fémina creo que me habría subido al cajón. ¡Anda Bisonte!¿Como vas a pasar tu por mujer con con casi 2 metros de estatura y cien kilos de peso? ¡No te jode! Pues anda que las atletas de la
República democrática Alemana (antigua RDA) eran femeninas, si parecían auténticos camioneros bielorrusos... es más, si en una rueda de reconocimiento me pones recién afeitado junto a
Sandra Myers, seguro que más del 50% de los encuestados te dicen que de los dos, el hombre es la señorita Myers.
Continuo corriendo y divagando y el siguiente pensamiento que pasa por mi mente es para constatar que es un milagro no haberme hecho serio nada después de haberme caído más de 15 veces en la misma carrera. Está claro que por alguna razón que desconozco, los viejos dioses a los que adoraban mis ancestros astures y que tienen por morada las cumbres de estas montañas, me tienen cariño, sino resulta imposible explicar porque solo llevo unos cuantos rasguños y abrasiones en el cuerpo. Llego a
Ciñera, entro en el pueblo y me encuentro al tigre
Roberto Dieguez y al Toro
Alfonso Cano que hace mucho rato que han llegado y ya están cambiados y duchados. Producto de sus ánimos y la euforia del momento, entro acelerado en las escaleras de acceso al tramo final, resbalo bajando y casi me pego un zurriagazo de órdago. Ya sería cómico que me fuera a lesionar en zona urbana y a 150 metros de meta después de superar 26 kilómetros, 5 cumbres y 4600 metros de desnivel acumulado por senderos y zonas agrestes.
Un último esfuerzo, un sprint marca de la casa, doy la última curva oyendo los gritos de ánimo de la gente, entre los que distingo al gran
Gobitu Bode y cruzo la meta corriendo como si me persiguiese la muerte en un tiempo de
6h:24':45"
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Entrando al galope en la recta de meta con las escaleras al fondo (semeya gentileza de Bosena) |
Finalmente alcanzo el
puesto 297 de la general (sobre 359 corredores en meta) , a 3 horas y 17 minutos del ganador que fue un intratable
Pablin Villa con un extratosférico tiempo de 3h:07':33 ". Creo que si decidiese dar 2 vueltas al recorrido me acabaría doblando.
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Posando en meta con Jon Ander Aramburu con la medalla de finisher al cuello |
Y llega la hora de extraer las habituales conclusiones:
1.- Quiero tener unas palabras de agradecimiento para la organización y todos los voluntarios de la prueba.
Biosfera Trail siempre ha ocupado el segundo puesto dentro de mis pruebas favoritas, nunca por demérito propio, si no más bien por merito de la prueba que hasta hoy ocupaba el primer puesto y que desde siempre en mi caso ha sido la
Carrera de montaña Alto Sil. Este año por primera vez, tras el cambio de trazado para hacer la prueba si cabe todavía más montañera, con el increíble trato dispensado por los más de cien voluntarios ante unas condiciones meteorológicas complicadas, he de reconocer sin cortapisas que para mi BIOSFERA ha ascendido y ha alcanzado ese primer cajón de preferencias. Le doy un 9,9 sobre 10 y pienso que soy un tío extremadamente afortunado por haber visto nacer esta prueba desde su primera edición y por haber podido disfrutar del crecimiento de la misma durante estas 4 ediciones. Creo que por recorrido, dureza, entorno y organización no tiene absolutamente nada que envidiar a ninguna otra prueba y le auguro un futuro cada vez más brillante, aunque eso implique que cada vez será más complicado conseguir plaza para participar y alguna edición me acabe quedando fuera.
2.- Finalmente, y en ello estoy en el momento de escribir esta crónica, creo que ha llegado el momento de tomarme un respiro y parar durante algún tiempo. Los problemas en mi tendón de aquiles no acaban de remitir y hay algunas cosas que me están dejando de gustar de este mundillo de las carreras por montaña. Tener que planificar la temporada con medio año de adelanto porque hay que inscribirse a muchas carreras con 3, 4 o 5 meses de antelación y en condiciones de presión extrema nos acaba convirtiendo a todos de alguna manera en
profesionales de eso que llaman
trail y hace que todo pierda parte del encanto
. Creo que es momento de alejarme por unos meses de todo, reflexionar y volver recuperado y con más ganas. Espero llegar a tiempo para participar en la tercera carrera "sagrada" de mi calendario:
La carrera de montaña Villafeide-Polvoreda.
Nos vemos en la montaña compañeros.
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Perfil de la Biosfera Trail 2016 |