En verano de 2016 llegan a
la capital del viejo reino las primeras
noticias sobre la existencia de una poderosa energía de origen incierto
y carácter magnético que está ejerciendo una inusitada fuerza de
atracción sobre miles de corredores de montaña de todos los confines del planeta. Dicho
fenómeno, conocido como magnetotermia, parece tener su epicentro
en el pueblo salmantino de La
Alberca. Esta remota comarca salmantina fue repoblada en tiempos del monarca leonés Alfonso IX con población leonesa y con un nutrido grupo de colonos franceses dirigidos por Raimundo de Borgoña, de ahí la denominación de Sierra de Francia y la presencia de numerosos topónimos franceses en la comarca. Desde ese momento y durante muchos siglos, estos recónditos valles han dado refugio a nuestros hermanos salmantinos, mientras estas escarpadas montañas han ejercido como frontera meridional del Reino de León, y por eso este territorio, aún distante en lo geográfico, es ciertamente cercano en lo emocional para León y los leoneses. Con
esos lazos invisibles de afecto y respeto mutuo que establece la sangre y los siglos
de convivencia, tocaba desentrañar la fuente de tan misteriosa energía, tratando de descartar el
origen mágico de la misma, y lo que sería más preocupante, que pudiera tratarse de radiación
procedente de los cercanos yacimientos de uranio del Retortillo. Como la maltrecha caja de
caudales del reino tiene más telarañas que la mansión de la Familia Adams, no hay
presupuesto para contratar a Iker Jiménez y hay
que tirar de los escasos recursos humanos disponibles, lo que viene a ser “la
cantera”, para tan mística misión.
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El trio calavera de turismo por La Alberca |
El sábado sale de León nuestra particular nave del misterio con Javier Pérez al timón , Tomás Baños ejerciendo de capitán y el que escribe la
crónica de grumete. Llegamos a La
Alberca y ni rastro de magnetotermia, lo que si se percibe desde
el primer instante en este precioso pueblo medieval es ambiente de carrera de
montaña de las buenas. Un paseo por sus calles, tiempo para saludar a los pocos
expedicionarios venidos de León y a descansar que el domingo la batalla será francamente dura. Nos levantamos y perfilamos el plan de actuación, enviaremos a Javi Pérez, nuestro
hombre más rápido, a investigar sobre el terreno en la prueba corta o CrossCountry, mientras Tomás
Baños y el Bisonte del Carbayedo, lentos, duros y fiables como pocos, nos enfrentaremos a la prueba larga.
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Javi Pérez, Tomás Baños, David Redondo y el Bisonte del Carbayedo en la salida de TRES VALLES |
A las 8.30 accedemos al
corralito de salida y nos mezclamos con la multitud tratando de pasar
desapercibidos, sin embargo, con mis 193
cms de altura y mis 96 kgs de peso,
y rodeado por 350 deportistas con una planta de
corredores de montaña que se te cae la cabeza del susto, me encuentro más perdido que Sergio Ramos en una
reunión consultiva de la Real Academia Española de la Lengua. Llega la emocionante cuenta
atrás, la adrenalina se dispara y arranca nuestra particular aventura. Al igual
que todo gran viaje comienza con un pequeño paso, para un bisonte toda gran migración anual -lo
que los humanos denominan temporada deportiva- comienza con una pisada lenta y firme.
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Saliendo en última posición como mandan los cánones del tractorismo |
Salimos por las estrechas calles de La Alberca como si de un encierro de San
Fermín se tratase, con 347 corredores galopando por delante de un Bisonte y dos
mozos que hacen funciones de cierre. Abandonamos el pueblo y cogemos una amplia
pista en buen estado que asciende con poca pendiente por el interior de un
pinar. En el kilómetro 3 nos desvían a la derecha y ante nosotros se levanta
imponente la Peña
Francia. Llegados a este punto miro el Garmin y para mi sorpresa veo
18':59", es decir, estoy corriendo a 6,20 cuesta arriba (9,5 km/h)… ¡y ojo, voy
el antepenúltimo!. Por un momento creo
haberme equivocado de evento deportivo ya
que estos ritmos son prohibitivos para el tractorismo.
O me he apuntado a una prueba de
atletismo sin darme cuenta o la famosa magnetotermia me está
afectando más que al resto de competidores, pero lo cierto es que entre tanto
galgo desentono más que Isabel Pantoja actuando de telonera en un concierto de Iron Maiden.
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Cortafuegos en el tramo intermedio de ascensión a La Peña de Francia (foto de RM2) |
Un kilómetro de rápida
bajada, cruzamos un arroyo y enfilamos la subida a la Peña de Francia. Es
una ascensión carente de la más mínima dificultad técnica. Los primeros kms
discurren por una pista sin excesiva pendiente, posteriormente se enlaza con
un cortafuegos, para finalizar ascendiendo en zigzag por un camino
empedrado. Es en este tramo final cuando el tiempo cambia bruscamente, la
temperatura desciende y la niebla nos envuelve hasta limitar la visibilidad de
manera manifiesta. Corono La Peña de Francia a 1.727 metros de altitud sin ser consciente de que estoy en cumbre debido a la
escasa visibilidad y alcanzo el primer avituallamiento del día en
1h:30':48" (km 9).
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En la cumbre de la Peña de Francia |
Apenas llevo un par de corredores por detrás y solo tengo 29
minutos de margen para superar el primer punto de corte de la prueba. Me lanzo en
solitario por la cara norte de Peña
Francia entre la densa niebla y el fuerte viento de cara que por momentos me
obliga a correr con los ojos medio cerrados. El sendero desciende
zigzagueando, voy muy justo de tiempo y el hecho de carecer de referencias sólo contribuye a incrementar mis dudas. Llegamos al desvío de la prueba corta y cambiamos el
sendero de piedras por uno de tierra en buen estado. Sigo sin ver el punto de corte del km 12 y las 2 horas se
me echan encima. Con un tiempo de 1h:55' minutos corridos le pregunto a un
compañero si falta mucho para el punto de control y para mi tranquilidad me dice que ya lo
hemos sobrepasado (entiendo que estaba en la bifurcación entre la prueba corta
y larga), pero me advierte de que el corte complicado es el segundo y que vamos
muy pelados de tiempo. Instantáneamente
me quito un pequeño peso de encima, no obstante, como los malos estudiantes que
lo dejan todo para septiembre, tengo que recuperar el tiempo perdido y me lanzo
al galope cuesta abajo por el Valle del Monsagro. Descendemos por un
sendero con escasa pendiente y fácilmente corrible que discurre paralelo a un riachuelo de aguas cristalinas. Entro en un
circulo virtuoso a nivel motivacional , adelanto corredores porque voy a buen
ritmo, y al adelantarlos sin darme cuenta incremento el ritmo, lo que a su vez me permite alcanzar nuevos
corredores y así hasta llegar al segundo avituallamiento situado en el Puente de la Yunta en 2h:22':00" (km
16,4).
Toca apretarse los machos y afrontar la subida a la Mesa del Francés ,
cumbre bautizada como magnetotermia, por lo que no es
descabellado pensar que el misterioso foco energético que venimos a investigar
se encuentre precisamente en este punto concreto de la prueba. Salimos del avituallamiento, Cruzamos el puente, giramos a la izquierda y nos damos de bruces con un largo cortafuegos
ascendente de unos 2500 metros, que con unos 400 metros de falso llano
intermedio y un tramo final más pendiente, nos deja en la base pedregosa de la
atractiva cima que se dibuja en lontananza.
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Largo cortafuegos de ascenso a la Mesa del Francés |
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Vista de la Mesa del Francés tras abandonar el cortafuegos |
Las condiciones climáticas empeoran a medida que nos acercamos a
la cumbre y fuertes rachas de viento nos sacuden sin piedad. Es un tramo
técnico de ascensión sobre piedras irregulares de gran tamaño que me obligan a
meter la marcha reductora y aplicar tracción a las cuatro pezuñas, es decir, a
subir a 4 patas en determinados momentos. Impresiona y emociona ver a todos
esos voluntarios estáticos en la subida aguantando estoicamente las adversas
condiciones climáticas y guiando nuestros pasos siempre con una palabra de
ánimo y un buen gesto.
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Tramo final de ascensión a la Mesa del Francés |
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Últimos metros antes de coronar la Mesa del Francés (foto de Ángel Serrano) |
Finalmente consigo tocar la cima en 3h:22’:51” (km 19,6). Me aparto del
recorrido marcado unos 25 -30 metros para tocar el montículo de piedras que indica la cumbre real a 1.522 metros de altitud y mostrarle el debido respeto a la montaña -manías
de animal herbívoro de gran tamaño- y sin tiempo que perder comienzo el
descenso.
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Tomás Baños interrogando en la cumbre a dos afectados por la magnetotermia (foto de Ángel Serrano) |
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El Bisonte del Carbayedo en la cumbre de la Mesa del Francés |
Tengo un margen de 35 minutos para sobrepasar el segundo punto de corte y desconozco la dificultad de la bajada, así que toca apretar los machos y elevar el ritmo hasta alcanzar el control de paso de Los Puertitos , objetivo que supero en 3h:43´:01" (km 21,5) con apenas 17 minutos de margen sobre cierre de control.
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Tramo inicial de descenso de La Peña del Francés camino de Los Puertitos (foto de Ángel Serrano) |
En este punto de nuevo la prueba corta y larga separan sus
destinos y nos adentramos en el angosto y frondoso valle de Las Batuecas. Un estrecho
sendero que transita por un bosque de encinas nos permite bajar sin excesiva
dificultad hasta mitad de valle, a partir de aquí seguiremos el cauce de un
serpenteante arroyo que cruzaremos en reiteradas ocasiones. El descenso se va
haciendo cada vez más técnico, con varios puntos de paso que requieren el uso
de cuerda y algún pequeño destrepe
que te obligan a no bajar la guardia y a mantener la concentración. Loable de nuevo la actuación de los
voluntarios en todos y cada uno de los pasos complicados.
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Bonito tramo intermedio de descenso en el Valle de las Batuecas (foto de Artedeportivo.com) |
De repente comienza a llover y la dificultad se incrementa. La lluvia no es un elemento extraño para
un montaraz de las agrestes tierras del norte, pero corremos sobre tramos de
pizarra y la piedra mojada incrementa exponencialmente el riesgo de sufrir un percance. Aumento
la precaución y continúo descendiendo a un ritmo inferior tratando de guardar piernas para la última
ascensión del día, pese a todo, y como es habitual gracias a la fuerza de la
gravedad, consigo adelantar corredores en las bajadas, hasta que alcanzo a uno
en concreto y me sucede lo que nunca me había sucedido a nivel deportivo. Le
pido amablemente paso, mira para atrás y me contesta: “De ninguna manera, entre andarines jamás se
facilita el paso”. Anonadado me hallo, fundamentalmente porque si en un
sendero estrecho y sinuoso quien te precede camina, los que le siguen sólo
pueden avanzar a un ritmo similar o inferior al suyo ante la imposibilidad de superarle. Los bárbaros del
norte tenemos la extraña costumbre de ceder el paso a quién nos lo solicita, no obstante y viendo lo
visto, a partir de ahora tendré que entrenar también salto de longitud para
poder superar rivales tratando de emular a mi malogrado paisano Yago
Lamela. Quiero creer que el susodicho deportista se encontraba
negociando la renovación de su actual contrato con el equipo Salomon y la dirección técnica le habría pedido defender la posición 319 de
Tres Valles con uñas y dientes. Apenas unos 150 metros más adelante consigo
sobrepasarle y continuo una bajada que se me está haciendo eterna hasta
alcanzar en el fondo del valle el emblemático monasterio de Las Batuecas, lo
bordeamos, unos últimos 150 metros sobre las raíces de centenarios arboles de
ribera y alcanzamos el cuarto avituallamiento de la jornada en 4h:54:02"
(km 28,1)
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Tramo final de descenso llegando al avituallamiento del Monasterio de Las Batuecas (foto de Artedeportivo.com) |
Parada larga en boxes con tiempo para quitarme el cortavientos, estirar
y reponer energías. Toca lucir mi segunda piel, las características rayas rojiblancas de mi
camiseta estilo wally que representan los colores del pendón de la noble y leal
villa de Benavides de Orbigo. A
título de pequeña reseña histórica conviene recordar que los pendones leoneses tienen un origen militar, siendo estandartes de gran
tamaño que cada pueblo portaba al campo de batalla y cuya finalidad era servir de referencia para que los miembros de la misma mesnada pudieran identificar a los suyos con el fin de agruparse y combatir juntos.
Comienza la última ascensión del día, sobre la que me han prevenido por activa y por pasiva. Me han dicho que parece un episodio de la serie The walking Death por la gran cantidad
de cadáveres que te puedes encontrar entre corredores que no han regulado convenientemente, y yo que suelo acabar todas las carreras
opositando para ganar el premio a mejor corredor de reparto en los “zombi
trail awards”, este tipo de cosas me suelen poner los pelos del lomo
como escarpias. Para mi sorpresa me noto mucho más entero de lo esperado a
estas alturas de la prueba y subo con mucha facilidad.
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Tramo incial de ascensión al Portillo con el Monasterio de las Batuecas de fondo (foto de Artedeportivo.com) |
Sin dificultad ascendemos por una
pista en buen estado que zigzaguea por el interior de un pinar. El sol brilla
de nuevo en el cielo y la vista en alguna curva del Monasterio de las Batuecas es sencillamente
sublime. Voy adelantando algún corredor con la motivación de intentar bajar de
6 horas en meta (cuando mi objetivo en la salida era bajar de 7h:30), sin
embargo a medida que asciendo el peso de los kilómetros se nota y mis cuádriceps
comienzan a chirriar como era previsible. Debo detenerme a estirar, aminorar el
ritmo y aún con todo comienzo a notar el agarrotamiento muscular que me lleva a avanzar
más rígido que un gato de escayola.
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Tramo intermedio de ascensión al Portillo |
No sin esfuerzo consigo coronar El Portillo a 1252 metros en
5h:56':26" (km 32,5). En teoría todavía quedan cuatro kms para meta y sin embargo
tenemos la parte alta de La Alberca a tiro de piedra lo que me hace pensar que la organización todavía nos reserva alguna sorpresa.
Me detengo únicamente a que los sanitarios bañen en reflex mi maltrecho tren inferior y a estirar lo que buenamente es posible en este momento. Me lanzo para abajo en solitarios con más pena que vergüenza. Mi lamentable estilo inicial de descenso es indescriptible hasta limites insospechados, tal parezco la versión tosca del influencer Aless
Guibaja desfilando ante un grupo de Ángeles del Infierno. Sin embargo, y por fortuna par mi, La
bajada tiene escasa pendiente y es muy sencilla. En la medida en que el terreno
se allana y apoyándome en los bastones de travesia, los problemas musculares
parecen solventarse por arte de magia ante la proximidad de tan ansiada meta (será por efecto de la magnetotermia) , incremento el ritmo muy notablemente para
entrar en estampida en el pueblo de La
Alberca.
Con toda la emoción contenida del mundo consigo completar los 35 kms de la
prueba con un desnivel acumulado de 4118 metros (2059 positivos y 2059 negativos) con
un tiempo de 6h:09:44" en la posición
307 de la general (sobre 331 corredores en meta y 350 en la salida), a casi 3 horas del ganador que fue un intratable Jokin Lizaga
Mitxelena con un
estratosférico tiempo de 3h:14:40" (nuevo record de la prueba). Increíble
que seamos de la misma especie, creo que si da 2 vueltas al circuito todavía me
dobla.
Mis compañeros de expedición ya han llegado a meta. Javier Perez ha
conseguido un fantástico puesto 34 en el CrossCountry y Tomás Baños ha sido
capaz de completar la prueba larga en poco más de 5 horas y media, razón por la que tiene abierto un expediente disciplinario en la Federación
Internacional de Tractorismo por correr a ritmos impropios de un vehículo de sus
características.
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Lo que queda del Bisonte en la meta de TRES VALLES |
Y llega el momento de extraer conclusiones:
1.- Me voy de La
Alberca sin tener ni la más remota idea de lo que es la magnetotermia. Quizás sea una fuerza
de carácter termodinámico o incluso eólico (a juzgar por las condiciones
climáticas) o quizás solo sea un brillante invento producto del marketing, pero lo único cierto es que me vuelvo de la Sierra de Francia con las baterías cargadas
y la moral a tope y esa energía de algún lugar tiene que surgir.
2.- Dado el espectacular auge de esta prueba en apenas tres
ediciones, no es descabellado pensar que TRES VALLES con el tiempo se acabe
convirtiendo en una suerte de Zegama charra.
La prueba tiene magia, ese intangible tan difícil de conseguir y que se alcanza
cuando un entorno privilegiado, una organización eficiente, los pueblos de la
zona y los voluntarios trabajan en armonía y consiguen que los corredores
se encuentren como en su propia casa. La pena es que debido a la elevada
sobredemanda conseguir plaza en un futuro va a ser más complicado que meter a Iñaki Urdangarín en la cárcel, así que me temo que a muchos nos tocará
ver la prueba desde la distancia, no obstante siempre me quedará el orgullo de poder
comentar que he sido parte de esta prueba en su tercera edición y siempre me quedarán
recuerdos de los grandes momentos allí vividos.
3.- Por fin he podido conocer en persona e intercambiar unas
palabras con un montón de grandes corredores: los salmantinos voladores Alvaro Garcia y Alfredo Gil, el incansable zamorano Santiago
Mezquita, el cerebro y el corazón de trailcyl Juanjo López , el ilustre embajador del Alto Sil Nacho Pello e incluso con el gran corricolari vasco Jokin Lizeaga . Sin
duda una de las mejores cosas que ofrece este deporte es sentir la cercanía y el respeto con que los corredores de élite tratan a los corredores de cola de pelotón, algo absolutamente impensable en otras disciplinas deportivas.
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La expedición leonesa con Jokin Lizeaga (a ver si se nos pega algo de este fenómeno) |
4.- Y Para finalizar una pequeña reflexión personal. En la parte final del descenso a Las
Batuecas y en la subida a El Portillo me encontré con alguna
botella vacía y unos cuantos envases de geles tirados en el suelo. Me paso todo el fin de semana
tratando de ver cerdos de pata negra por tierras de Salamanca y finalmente lo que encuentro son cerdos bípedos.
Como los corredores no seamos capaces de cuidar el entorno natural por el cual competimos y entrenamos, las autoridades competentes acabarán
estableciendo restricciones e incluso prohibirán completamente correr por montaña ¿tanto os pesa una botella de
plástico vacía?¿tanto os cuesta llevar los envoltorios de gel vacíos en el bolsillo hasta meta? En caso contrario sólo cabe sugerirle a la organización para
futuras ediciones que ponga bellotas en los avituallamientos para que alguno de estos guarros se sienta como en casa.
Próxima parda del Bisonte
World tour 2017: Biosfera
Trail
Nos vemos corriendo por montaña