Estamos a miércoles y verme subir y bajar escaleras es más triste que asistir en persona a la muerte de Chanquete. Mi velocidad de desplazamiento y mi carencia total de movilidad hacen que a mi lado Robocop parezca un bailarín de break dance. Entre amigos y conocidos, y entre risas por lo cómica de la situación, se suceden siempre los mismos comentarios: "estás muy loco", "eso que haces no puede ser bueno para la salud", "te estás quitando años de vida", incapaces de comprender en su calidad de profanos, que contrariamente a lo que piensan, estas supuestas "locuras" son las que me dan la vida. Y es que hace ya tiempo que las carreras por montaña se han convertido en la brújula que señala el norte en mi estado de ánimo, y de todas las pruebas, el Alto Sil es precisamente la más especial. Una vez expuesta esta breve reflexión , aquí os dejo mi particular visión de la prueba.
A las 5 de la mañana suena el despertador y me levanto de la cama con la agilidad de una gacela y la potencia de salto de un saltamontes. Por fin ha llegado el día que llevo esperando con impaciencia los últimos 2 meses. Los nervios no me han permitido conciliar más de 3 o 4 horas de sueño la noche previa, pero nada importa. Hoy es mi carrera favorita del año y todo queda en un segundo plano. Los 2 meses que estuve sin hacer casi nada o los 10 días de sobreentrenamiento para intentar arreglar el desaguisado previo ya son historia. Desayuno ligero y arrancamos viaje en la magnifica compañía de Roberto Dieguez y Cesar Rasta.
A las 8 llegamos a Santa Cruz. Es pisar al aparcamiento y empezar a disfrutar del espectacular ambiente. Esta prueba es mucho más que una carrera en si misma, o mejor dicho, quizá la carrera solo sea la disculpa y todo lo que se mueve alrededor sea lo realmente importante. Es tiempo para intercambiar sensaciones con otros corredores y saludos con los múltiples amigos y conocidos que allí se concentran. Recojo la bolsa del corredor y me encuentro con la primera sorpresa. Me ha tocado el dorsal 444 ¡joeer! que número tan pintoresco. No es el 666 que por ser el número de la bestia está reservado al demonión Rubén Nembra, pero si parece un número especialmente reservado para un futurible anticristo del trail, una suerte de Little Nicky versión corremontañera (no debemos obviar que el tractorismo es al mundo de las carreras por montaña, lo que el tocino al mundo de la velocidad)
A las 5 de la mañana suena el despertador y me levanto de la cama con la agilidad de una gacela y la potencia de salto de un saltamontes. Por fin ha llegado el día que llevo esperando con impaciencia los últimos 2 meses. Los nervios no me han permitido conciliar más de 3 o 4 horas de sueño la noche previa, pero nada importa. Hoy es mi carrera favorita del año y todo queda en un segundo plano. Los 2 meses que estuve sin hacer casi nada o los 10 días de sobreentrenamiento para intentar arreglar el desaguisado previo ya son historia. Desayuno ligero y arrancamos viaje en la magnifica compañía de Roberto Dieguez y Cesar Rasta.
A las 8 llegamos a Santa Cruz. Es pisar al aparcamiento y empezar a disfrutar del espectacular ambiente. Esta prueba es mucho más que una carrera en si misma, o mejor dicho, quizá la carrera solo sea la disculpa y todo lo que se mueve alrededor sea lo realmente importante. Es tiempo para intercambiar sensaciones con otros corredores y saludos con los múltiples amigos y conocidos que allí se concentran. Recojo la bolsa del corredor y me encuentro con la primera sorpresa. Me ha tocado el dorsal 444 ¡joeer! que número tan pintoresco. No es el 666 que por ser el número de la bestia está reservado al demonión Rubén Nembra, pero si parece un número especialmente reservado para un futurible anticristo del trail, una suerte de Little Nicky versión corremontañera (no debemos obviar que el tractorismo es al mundo de las carreras por montaña, lo que el tocino al mundo de la velocidad)
Salida de la prueba en Santa Cruz del Sil
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Llega la hora de ponerse el uniforme de batalla y como es habitual en mi, entro en el cercao de meta sin mucho margen para la salida. Veo a la mayor parte de los miembros de la Comunidad del Tractor, pero echo en falta a un miembro insustituible de la misma, Tomás Baños que sigue en el dique seco por culpa de una lesión. Comienza la cuenta atrás y puedo sentir como la euforia se apodera de mi... 4,3,2,1, estamos en el aire. Hoy me toca compartir expedición con don Jesús Linares, un autentico espartano, un tío muy grande en todos los aspectos y con el que te lo pasas de miedo . Solo queda desear que los dioses nos sean propicios y que avancemos con viento a favor. Salimos a cola de pelotón y en compañía de los corredores escoba (se ve que en vista de que cada vez hay más tractoristas, la organización ha optado por reforzar la posición de escoba para evitar incidentes). Al poco de salir del pueblo nos cruzamos con Aritz Egea que abandona la prueba en ese momento. Lo primero que pienso es que este año con llegar a meta, ya podré decir que me he pasado por la piedra a uno de los grandes de este deporte.
Momento en el que adelanto a Aritz Egea (Al fondo y con chubasquero azul) |
Primer km de la prueba (ahora a por Zaid Ail Malek) |
Voy de maestro de ceremonia con 2 debutantes animosos: Jesus y Laurina Blanco, a los que debo frenar constantemente, recordándoles que esta carrera es muy larga y el secreto es guardar energías ahora para no llegar al final fundido. Es por ello que subimos el primer pico caminando de continuo, momento que aprovecho para intercambiar impresiones con Roberto Gonzalez, experimentado montañero, buen escritor e inmejorable embajador de esta fantástica tierra que es el Bierzo y con quien ya tenía ganas de coincidir. Es lo que tiene practicar tractorismo, correr no correré un carajo, pero en carrera tengo más vida social que Carmen Lomana entre la Beautiful People de Marbella.
Kuko, Jesús y nuestro particular Hobbit Juan Jose Prieto con el Muro de fondo |
Subiendo el Muro |
Coronamos el Muro en aproximadamente 1 hora de tiempo. Vamos según el horario previsto y además nos hemos podido juntar la Comunidad del Tractor en su totalidad ( Jesús, Laurina, Veronides, Juan Jose, Kuko y Paquito). Salimos del avituallamiento y según el cuaderno de bitácora, ahora toca correr hasta Páramo del Sil para evitar problemas con el fuera de control. Arrancamos al trote y nos encontramos con que este año la bajada es por un cortafuegos. Nos tiramos para abajo Jesús y yo y vamos adelantando corredores. Jesús baja como una moto, lleva buenas piernas y en algunos tramos me cuesta seguirle el ritmo. Llegamos a Páramo, nos detenemos en el primer avituallamiento sólido del día y desgraciadamente nos encontramos con el primer imprevisto serio de la jornada. Jesus se quita el calcetín y descubre que tiene una ampolla considerable en uno de sus talones. Solicitamos la asistencia médica de la Cruz Roja e intentan solucionar el problema, pero las molestias persisten. Por delante quedan unos 22-23 km y no parece oportuno jugársela con un pie en mal estado, así que Jesús con buen criterio, decide que lo más prudente es abandonar en esta ocasión. ¡¡¡Joder que rabia!!!. Tenía motor, piernas y motivación. Acababa la prueba seguro, pero en esta disciplina los imponderables son mucho más frecuentes que en otras disciplinas deportivas.
Me despido de Jesús y arranco en compañía de 2 percherones de los mios: Kuko y Paquito. Apenas a discurrido un kilómetro y medio, cuando en un tramo de pista sin ninguna dificultad, Paquito tropieza con una rama de escoba y cae al suelo. Se levanta y parece una caída sin complicaciones, pero vemos que en la rodilla izquierda aparece un corte. Junto a nosotros se detiene otro corredor (muchas gracias por tan deportivo gesto), saca un botiquín e intenta poner unos puntos de aproximación de tela y vendar la herida, pero al final no hay solución posible, la herida es muy profunda y no tienen buen aspecto. Ese corte solo se soluciona con puntos de sutura y mejor desinfectar como dios manda la herida, por lo que Paquito decide que lo más prudente es darse media vuelta y volverse al pueblo.
Saliendo de Páramo del avituallamiento de Páramo del Sil en compañía de Kuko y Paquito |
¡Me cago en el demonio pinto! Estas cosas pueden pasar, pero a este ritmo en lo que queda de carrera me cargo a la decima parte de mis competidores. Con las 2 paradas por lesión, creo que he desperdiciado gran parte del colchón de tiempo que llevaba acumulado pero es lo que menos me preocupa en este momento. Arranco en solitario la larga subida a La Campona y a media subida me encuentro con Jesus Rubial, corredor del Cumbres de Léon al que no conocía personalmente y en compaña de quien haré gran parte de la prueba. Subimos cómodos a ritmo, charlando hasta coronar La Campona. Llegando arriba vemos una gran humareda y cuando llegamos al avituallamiento , nos percatamos que es parte de La Cabaña lo que está ardiendo.
Coronando el alto de La Campona |
Nos tiramos para abajo camino de Primout en un tramo muy rápido de descenso. Para bajar bien hacen falta 2 cosas: piernas y confianza y hoy parece que las 2 cosas acompañan. Bajo a buen ritmo con Jesus a mi espalada hasta cruzar la portilla y entrar en esta preciosa aldea semiabandonada de Primout.
Este es mi avituallamientop preferido, asi que toca parada larga en boxes. Tiempo para hablar con los amigos gallegos del Coutadas Trail Team con los que ya había coincido el año pasado y existe muy buen feeling, para beber vino a morro de una bota y para estirar con calma.
Salgo del pueblo tras 5 minutos de parada y me adentro en el camino que bordea el río. Este es mi tramo favorito y voy con ganas de correr. Arranco a ritmo alegre y para poder motivarme intento superar al mayor numero de corredores posibles. Este año la parte inicial está mucho mejor que en ediciones anteriores. A medida que voy avanzando empiezan los tramos de río y este año hay zonas que parecen manglares, troncos atravesados en el suelo, que debo pasar casi reptando como una culebra, ramas que cuelgan hasta el suelo casi como lianas, lo cierto es que poco a poco voy perdiendo ritmo y empiezo a notar cansadas la piernas. Finalmente alcanzo La Braña de Santa Cruz . Ya llevo 4 horas de esfuerzo y soy un tractor eléctrico con escasa autonomía (una especie de Renault Twizy a gran escala y en versión maquinaria agrícola), por lo que soy plenamente consciente que se está acabando la fiesta
Parada muy rápida en la cabaña, cruzo las aguas heladas del río, 500 metros de falso llano descendente, giro a la derecha y arranca la ascensión al Pico Negro.
No creo llevar ni 250 metros de subida, cuando noto sensación de frío y decido pararme para beber y abrigarme con el chubasquero. Un breve respiro y de nuevo a la batalla. Voy muy atrancado de piernas y no tengo ninguna frescura. Muscularmente ya voy muy justo, pero no queda otra que agachar la cabeza, apretar muy fuerte los machos y tirar para arriba. La subida se me hace muy larga y voy con amago se calambre en la parte interna de los muslos de ambas piernas, pero finalmente consigo coronar. Ya solo queda la bajada hasta Santa Cruz, pero las 3 ediciones previas siempre he cascado en este punto. Sin pensarmelo demasiado me lanzo cuesta abajo y utilizando el argot ciclista, digamos que tengo mi "minuto bueno" y bajo como un obus. El espejismo dura aproximadamente unos 500-600 mestros que es lo que tarda en encenderse el piloto rojo en el cuadro de mandos. GAME OVER BISONTE, te acabas de quedar completamente sin piernas. Los cuadriceps, que ya están hasta el tuétano de empujar mis 98 kg durante casi 30 kms, deciden que hasta aquí han llegado y se declaran en huelga. Hay que evitar dramas inecesarios, esta situación ya es de sobra conocida y se como enfrentarme a ella, a tirar de bastones, paciencia en las bajadas y a tratar de correr en los escasos tramos llanos o ascendentes.
No creo llevar ni 250 metros de subida, cuando noto sensación de frío y decido pararme para beber y abrigarme con el chubasquero. Un breve respiro y de nuevo a la batalla. Voy muy atrancado de piernas y no tengo ninguna frescura. Muscularmente ya voy muy justo, pero no queda otra que agachar la cabeza, apretar muy fuerte los machos y tirar para arriba. La subida se me hace muy larga y voy con amago se calambre en la parte interna de los muslos de ambas piernas, pero finalmente consigo coronar. Ya solo queda la bajada hasta Santa Cruz, pero las 3 ediciones previas siempre he cascado en este punto. Sin pensarmelo demasiado me lanzo cuesta abajo y utilizando el argot ciclista, digamos que tengo mi "minuto bueno" y bajo como un obus. El espejismo dura aproximadamente unos 500-600 mestros que es lo que tarda en encenderse el piloto rojo en el cuadro de mandos. GAME OVER BISONTE, te acabas de quedar completamente sin piernas. Los cuadriceps, que ya están hasta el tuétano de empujar mis 98 kg durante casi 30 kms, deciden que hasta aquí han llegado y se declaran en huelga. Hay que evitar dramas inecesarios, esta situación ya es de sobra conocida y se como enfrentarme a ella, a tirar de bastones, paciencia en las bajadas y a tratar de correr en los escasos tramos llanos o ascendentes.
Tramo final de la carrera a la que yo denomino "La ciénaga" |
Este año he completado los 32 km de la prueba y los 3800 metros de desnivel total en el puesto 346 (sobre 403 corredores en meta) y con un tiempo de 5h:15':21", a la friolera de 2h:24':46" segundos del ganador Alfredo Gil Garcia.
Unos minutos para recobrar el resuello y entramos en el equivalente al Tercer tiempo del rugby. Es momento de saludar a muchos conocidos, de intercambiar opiniones con otros y de conocer a algunos corredores a los que finalmente les consigo poner cara Isi photos, Carlos Sahelices, Miguel Bernardo, Eduardo Robledo o Ramón Fidalgo (menudo carrerón que has hecho hoy máquina).
Queda la paella en compañía de un nutrido grupo de corzos leoneses: Raulín Alvarez, Javi Pascual, Sergio Natal, Alex Santos, Roberto Dieguez. ¿no dicen que en esta vida se pega todo menos la hermosura? pues a ver si se me pega algo y empiezo a correr un poco más rápido. Viaje de vuelta, enroscado y acalambrado como pocas veces.
Un año más y para finalizar este relato, ya solo queda felicitar a Lolo Diez y a todos y cada uno de sus colaboradores. Esta prueba es un autentico lujo y para mi es un orgullo poder formar parte de ella año tras año. La vida da muchas vueltas y un año es muy largo, pero si los dioses celtas y el sistema de inscripción así lo quieren, espero poder estar aquí el último domingo de invierno del año 2016 para tratar de completar mi quinto Alto Sil consecutivo...eso si, el año que viene intentaré venir en mejores condiciones y tengo que bajar de 5 horas por lo civil o por lo criminal.
Queda la paella en compañía de un nutrido grupo de corzos leoneses: Raulín Alvarez, Javi Pascual, Sergio Natal, Alex Santos, Roberto Dieguez. ¿no dicen que en esta vida se pega todo menos la hermosura? pues a ver si se me pega algo y empiezo a correr un poco más rápido. Viaje de vuelta, enroscado y acalambrado como pocas veces.
Un año más y para finalizar este relato, ya solo queda felicitar a Lolo Diez y a todos y cada uno de sus colaboradores. Esta prueba es un autentico lujo y para mi es un orgullo poder formar parte de ella año tras año. La vida da muchas vueltas y un año es muy largo, pero si los dioses celtas y el sistema de inscripción así lo quieren, espero poder estar aquí el último domingo de invierno del año 2016 para tratar de completar mi quinto Alto Sil consecutivo...eso si, el año que viene intentaré venir en mejores condiciones y tengo que bajar de 5 horas por lo civil o por lo criminal.
Próxima parada del Bisonte World Tour 2015: Biosfera Trail
Nos vemos corriendo por montaña,
Nos vemos corriendo por montaña,
Distancia: 32 Km
Desnivel acumulado: 3.800 m
Altura máxima: 1.620 m
Altura mínima: 780 m
Sendero, cortafuegos: 60%
Pistas forestales (en deshuso): 35%