La fiebre por el "Running" en León empieza a ser un fenómeno de considerables proporciones . No importa ni el frío, ni la niebla, ni el barro, nada impide que se organice un Cross de "prau" y aparezcan 250 valientes.
A título personal esta carrera significaba volver a disputar un Cross de verdad después de mucho, mucho tiempo. 15 años más tarde, con 15 kilogramos más de peso que entonces y sin tener a priori el material adecuado (zapatillas de clavos), nos plantamos en Villabalter con el único objetivo de alcanzar la meta en el menor tiempo y de la manera más digna posible.
Llego a la carrera con tiempo de sobra para repetir los viejos errores de siempre (y es que los malos hábitos son difíciles de cambiar). Tras la pertinente dosis de vida social previa a la competición, me quito el chándal me pongo las zapatillas de trail y me planto en la salida SIN CALENTAR (ya calentaré en carrera).
La salida es muy rápida y dado que hay unos 250 corredores en carrera y que el circuito no es lo suficientemente ancho, en el primer kilómetro debes correr al ritmo que buenamente puedes. En algunos momentos y sobre todo al llegar a las 2 primeras dificultades, los corredores que me preceden se detienen a valorar por donde pasar y me hacen aminorar mi ritmo.
A nivel de sensaciones presiento desde el principio que no va ser un buen día. El gemelo de la pierna izquierda empieza a protestar desde el primer momento, amenazando con dejarme tirado (como ya me sucedió previamente en la Peña del Tren), lo que me condiciona la forma de correr.
Como consecuencia de lo anteriormente expuesto, Empiezo a darle vueltas la cabeza, y es que aparte de no poseer la morfología idónea para este deporte, los 95 kilogramos de peso que debo mover me hacen sentirme tan pesado como un bisonte americano de los que pastan en las praderas de Dakota del Norte. Decido bajar un poco el ritmo y trato de no forzar demasiado en los saltos del "regatu" que cruza el circuito, ni en los obstáculos de barro para cuidar un poco las piernas.
Una vez superados los primeros contratiempos, percibo que los dolores del gemelo no van a más y empiezo a pensar en cosas más productivas. Cojo un ritmo más o menos aceptable y sin mayor contratiempo completo la primera vuelta.
Al pasar por meta compruebo que solo he recorrido 2200 metros y me mosqueo ante la posibilidad de que la carrera sea a 4 vueltas (en lugar de las 3 previstas en origen), por lo que instintivamente bajo el ritmo y paso a correr entre 8 y 10 segundos más lento por kilómetros.
No voy especialmente cómodo ni a nivel orgánico, ni a nivel de piernas. Los constantes saltos y cambios de dirección en busca del mejor trazado, no me permiten coger un ritmo más o menos aceptable y ademas parar y arrancar me cuesta un triunfo, pero aún con con todo consigo adelantar a varios corredores.
A partir del kilómetro 2,5, me quedo solo en carrera y trato de buscar alguna referencia , encontrando a una corredora (creo que del Hullera Running Team) que transita unos 5 o 10 metros por delante mía Puesto que llevamos una velocidad de crucero similar, me sirve para completar la segunda vuelta.
Al pasar por meta esta segunda vuelta veo que van 4.400 metros y pregunto a los jueces si estamos en la vuelta final (cosa que me confirman), por lo que trato de acelerar ligeramente el ritmo de nuevo.
En esta última vuelta me da tiempo a valorar el trazado de la prueba y el calzado utilizado en la misma. Encuentro que el circuito es entretenido, siendo casi plano en altimetría, pero con varios obstáculos naturales y con combinación de zonas de barro, con otras zonas de hierba alta y escoba baja. El circuito tiene firme irregular en amplias zonas, cosa que juega a favor del calzado de trail, ya que aporta mayor estabilidad en el apoyo, y por contra apenas resbalo en las zonas de barro (aspecto que me merecía cierto respeto en origen).
Los obstáculos se hacen cada vez más difíciles y en vez de un riachuelo, en los últimos saltos tengo la sensación de estar cruzando el río Torío, porque después de cada salto tardo una eternidad en volver a recuperar el ritmo
Aún con todo, consigo acelerar en la recta de meta para no perder la costumbre de obligar al cuerpo a reacionar en los últimos metros. No es la carrera en la que más haya disfrutado del año, pero forma parte del proceso de aprendizaje al que debo someter a mi organismo para obligarle a recordar viejas sensaciones.
Finalmente el "Bisonte del Carbayedo" entra en meta y completa los 6.600 metros de la carrera en un tiempo de 28:28" , consiguiendo el puesto 56 de la general (sobre 222 corredores en meta) y el puesto 36 en Senior Masculino (sobre un total de 110 corredores en meta).
El tiempo parcial de paso de las 3 vueltas es: 9:19 (1ª vuelta), 9:42 (2ª vuelta) y 9:27 (3ª vuelta)
Llego a 6:06" del ganador de la prueba (SERGIO GALLARDO) que realizó un tiempo de 22:22". Suelo correr un minuto por kilómetro más lento que el ganador, así que sigo en mi linea.
Solo queda felicitar a la organización por su labor y realizar dos sugerencias de carácter personal que pueden contribuir a mejorar futuras ediciones:
1.- Una salida más amplia para evitar el embotellamiento de los primeros metros.
2.- Un mejor control del recorrido para evitar que algunos corredores corran por fuera del circuito señalizado, tratando de evitar las zonas más duras del recorrido (entiendo que no lo hacen con mala intención, ni con el fin de beneficiarse directamente, pero desvirtúan la carrera, ya que la gracia del cross radica precisamente en su DUREZA).