Llega la última carrera del año, el final de una temporada atlética que me ha servido para confirmar que tiene más posibilidades la
Pantoja de Puerto Rico de ganar un concurso de belleza o
Paquirrín de obtener un asiento en la Real Academia española de la lengua, que yo de quedar en el TOP 50 en una carrera por montaña.
Me cambio de ropa, me pongo el dorsal y llego a la salida con el tiempo justo. Un abrazo sincero y sentido con
Miguel justo en el momento en que salen todos los corredores y arranco a ritmo de pastor trashumante a cola de pelotón y en compañía de
Vicente del Coyança Trail y de mi compañero
Javi Pascual que hoy harán labores de escoba.
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Grupo de expertos pastores trashumantes al cuidado del ganado caprino y lanar que circula unos metros por delante |
Salimos del pueblo y ascendemos lentamente durante un kilómetro y medio por un camino en buen estado y con pendiente constante. Vamos en compañía de una pareja que debuta en carreras por montaña y que dado su reducido ritmo de desplazamiento, temo que no sean capaces de superar el primer control de paso, y en estas lides tengo contrastada experiencia. Coronamos este primer repecho en 19 minutos (km 1,5), me despido de mis compañeros y me lanzo pista abajo. Voy tan rezagado que el siguiente corredor en carrera me saca más de un minuto y medio a estas alturas. Finalizo la bajada y enlazo con el sendero llano que nos lleva hasta el pueblo de
Pardavé. En completa soledad disfruto corriendo entre la
borrina (niebla) mientras siento
l'orbayu (lluvia fina) en mi rostro. Dicen que el otoño es una estación triste, pero en mi condición de asturiano, para mi la
seronda es la estación más bonita del año, la estación del eterno renacer, la época en que los arboles de hoja caduca se desprenden de su ropaje para afrontar desnudos el duro invierno antes de vestirse de nuevo la primavera siguiente. Es el otoño en sentido metafórico un periodo de cambio y refleja perfectamente mi actual estado personal. Avanzo entre carbayos centenarios corriendo sobre una mullida alfombra de hojas mientras me empapo de olvidadas sensaciones, como el olor a tierra y hierba húmeda, que me trasladan a mi tierna juventud atlética dando vueltas al Parque de Ferrera de mi Avilés natal. Llego a
Pardavé por carretera, cruzo el puente sobre el Río Torío y por ir pensando en la reproducción del gamusino centroeuropeo y no estar a lo que hay que estar, me despisto a la salida del pueblo y me meto por una calle equivocada. La solución es sencilla y me la facilita cantando el mismísimo
Ricky Martin: "un, dos tres...un pasito p'alante Bisonte, un, dos tres...un pasito p'atrás". Retrocedo 200 metros p'atrás, avanzo 200 metros p'alante y enlazo de nuevo con el recorrido al paso por el túnel bajo la carretera León-Coyanzo.
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Tramo inicial de la segunda subida con el pueblo de Pardavé al fondo |
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Uno muy grande de rayas que siempre va de los últimos |
Ascendemos un primer tramo duro por terreno de piedra suelta hasta alcanzar un precioso sendero que discurre por el interior de un bosquecillo de encinas, donde aprovecho para intercambiar impresiones con el primer corredor neozelandes que disputa la prueba y ya de nuevo en solitario continuo la ascensión hasta coronar en 59':08" ( km 7). Entramos en mis dominios y aquí me siento realmente poderoso. Afrontamos el descenso por una pista sencilla y carente de cualquier dificultad técnica y en este tipo de bajadas el peso deja de ser un inconveniente y la zancada se convierte en una poderosa aliada. Sin el más mínimo esfuerzo empiezo a adelantar corredores con suma facilidad hasta que llegamos al pueblo de
Naredo de Fenar donde se encuentra el primer avituallamiento de la prueba (km 9). Aún voy de los últimos y eso me da la posibilidad de comprobar como evoluciona la prueba desde una atalaya privilegiada. En el avituallamiento hay agua y naranjas en abundancia ¡bien!, intercambio unas palabras con un corredor que se afana en limpiar su rodilla ensangrentada y compruebo que afortunadamente solo se trata de chapa y pintura por lo que arranco de nuevo. Un tramo inicial de carretera hasta cruzar por el interior del túnel de la antigua linea ferroviaria de La Robla y de nuevo ya por pista de tierra avanzamos camino del barrio de la estación de
Matallana de Torío.
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Por aquí cruzamos los corredores a la salida de Naredo |
Las piernas corren solas, voy muy cómodo a nivel orgánico y para mi sorpresa avanzo a ritmos próximos a 4 min/kms que no son sostenibles dado mi precario nivel físico habitual, y más aún teniendo en cuenta que en las 3 semanas previas sólo pude entrenar un día. En el cuadro de mandos se enciende el piloto rojo de peligro y en mi cabeza aparece un bronceado
Julio Iglesias que me guiña un ojo y me señala con el dedo mientras me dice: "Bisonte, estas corriendo por encima de tus posibilidades, llegarás a meta fundido y reptando como una culebra.... y lo sabes". Pues si Julito lo sé, pero hay días en que es muy difícil parar y hoy es uno de ellos, así que gracias por el consejo y vuelve a tu solarium de Miami. Un último tramo de pista, giramos a la derecha y ¡voila! una de mis aportaciones a la prueba, el cruce del
Río Torío. Estamos en el km 10,5 y llevo 1h:18:32". Al otro lado veo a
Miguel Bernardo con una cámara de fotos y entre la emoción y el postureo deportivo, cruzo erguido y estilizado cual garza y sin agarrar la cuerda en ningún momento, porque puede que sea más tosco que los
Toros de Guisando y más pesado que una
escultura de mármol, pero soy un purista de la montaña y en el interior del agua me desplazo con la gracilidad de un corzo.
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Nuestro juvenil Salva Calvo "debutando" en montaña |
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El Bisonte del Carbayedo cruzando el río como mandan los cánones, sin tocar la cuerda |
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Miguel comprobando el estado del lecho del Río Torío |
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Miguel pensando: "el año que viene abro las compuertas de la Presa de Orzonaga y pasáis todos nadando" |
Salgo del río con los pies empapados mientras pienso en la cantidad de corredores que se estarán acordando de mis ancestros en estos momentos por haberles hecho cruzar las frías aguas del río en el mes de diciembre y con 15 kilómetros aún por delante. Camino del
Barrio de San Lorenzo pasamos por la estación de tren que se encuentra completamente desierta. Otra descriptiva y triste metáfora de lo que actualmente sucede en este lugar, una tierra donde el último tren con destino al progreso partió años atrás y donde solo queda el recuerdo de una época mejor, quizás por eso sea si cabe todavía más importante cualquier actividad, que como sucede con esta carrera y a pequeña escala, consiga dinamizar y poner de nuevo en el mapa esta vieja y orgullosa tierra que asienta sus raíces en suelo carbonífero.
Cruzamos
Matallana de Torío y por la
Via Bardaya avanzamos hasta el kms 12,5 donde nos enfrentamos a la subida más dura de toda la prueba.
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Galopando a buen ritmo por la Vía Bardaya |
Sigo avanzando a un ritmo elevado y consigo dar caza a un grupo de reconocidos tractoristas leoneses:
Juanjo Prieto, Estrella Alonso, Victor Rabanal, Chano Morán y Julián Sánchez entre ellos.
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Vista de la subida a Los Mapas desde la Via Bardaya |
Giramos a la derecha y comenzamos a subir por el paraje conocido como
Los Mapas. Es una ascensión con fuerte pendiente en su tramo inicial y que posteriormente se trasforma en un tramo de sinuoso y divertido sendero que transita por el interior un bosquecillo de robles y escobas hasta coronar a 1190 metros de altitud.
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Entrando en la Subida a Los Mapas |
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Ascendiendo los Mapas con Julián Sanchez |
A partir de aquí, compartiré carrera durante unos cuantos kms con el bañezano
Jose Ángel Castro quien vuelve a competir tras once meses alejado de la competición. Bajada rápida desde el alto hasta llegar a las afueras de
Robles de la Valcueva y comenzamos otra dura ascensión por el paraje conocido como
El Calero.
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Zona de ascensión conocida como El Calero |
A media subida nos cruzamos con un par de corredores despistados que sin mala fe y por despiste, se han saltado un tramo del recorrido. Les comentamos que deben bajar para pasar el control de paso situado a pie de puerto si no quieren ser descalificados y comienzan el descenso con celeridad.
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El Bañezano Jose Ángel Castro y yo posando para la posteridad al paso por El Calero |
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"Haciendo" que corro cuesta arriba por puro postureo al salir del Calero. |
Continuamos el ascenso hasta coronar esta tercera subida de la jornada. Enlazamos con un sendero entre escobas que transita por una ondulada zona de cresteo por lomas donde se puede correr con comodidad hasta que entramos en el descenso que nos lleva al paraje conocido como
Valdesalinas. Avanzamos por una amplia pradería dejando a nuestra izquierda el
Cueto Salón, montaña que por su cara norte se asciende en otra imprescindible carrera de montaña leonesa, la
Carrera por montaña Villafeide-Polvoreda (una de mis favoritas de la temporada), llegando al final del valle, pasamos por el lateral derecho del enclave rocoso donde antaño se situaba la ermita y que por cuestiones seguridad y con buen criterio, la organización ha decido evitar a media carrera ante el peligro de caídas, y sin dilación alcanzamos el avituallamiento de la Valcueva (km 18,5).
Voy sorprendentemente entero a estas alturas de la prueba y me tiene mosqueado, no obstante decido gastar todos los comodines disponibles. Me tomo una pastilla de magnesio y un enantium por precaución justo antes de comenzar una nueva subida por lo que aparenta ser una vieja escombrera minera. Hay mucho barro, resbalo constantemente y como era de esperar comienzo a sufrir los primeros problemas musculares. Coronamos y de nuevo rápido descenso hasta alcanzar el pueblo de la
Valcueva y desde allí hasta
Palazuelo de la Valcueva la carrera discurre por un camino asfaltado. En esta ocasión la degradación de las ruedas de mi tractor ha sido muy rápida y a estas alturas ya voy bastante tocado, sin embargo desde una casa recibo ánimos, automáticamente subo el ritmo y vuelvo a correr. El funcionamiento de la mente humana en carreras de resistencia es cuando menos sorprendente y a veces el mínimo estimulo externo es capaz de recargarte las baterías contra toda lógica. Salgo de Palazuelo, cruzo un túnel y comienzo la última ascensión del día con destino a
La Cruz de La Valcueva.
Empiezo animado, pero poco a poco voy sufriendo el desgaste acumulado y los problemas en mis cuadriceps se van haciendo más y más severos.
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Vista del tramo intermedio de ascensión a la Cruz de Vlacueva |
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Sufriendo en el tramo final de ascensión a la Cruz de Valcueva |
Alcanzo la cima en 2h:42:11" y me detengo a estirar agarrado a la cruz. El problema es que a estas alturas estirar un grupo muscular significa contracturar el grupo opuesto, así que no tengo excesivo éxito, razón por la cual decido arrancar poco a poco, sabedor de que sólo me queda una pequeña bajada, un último tramo de ascensión entre escobas antes de afrontar el tramo final de rapidísima bajada donde tengo depositadas mis esperanzas para correr de nuevo.
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La Cruz de la Valcueva |
Alcanzo el techo de la prueba en 3h:01:29" (km 21,7) y por delante me quedan solamente 3 kms de descenso muy propicio y donde se puede correr muy rápido.... pero eso siempre y cuando llegues en buenas condiciones físicas. Trato de correr y en menos de 500 metros mi tren inferior literalmente colapsa. Esta vez en vez de acalambrarse una parte localizada del cuadriceps, directamente se me compacta completamente todo el grupo muscular de mi pierna izquierda desde la rodilla hasta la zona inginal. El muslo se acartona y me deja inutilizado. ¡Game Over amigo mio!, esta vez no tendrás la suerte que tuviste en
Los Calderones. Imposible estirar, asi que solo queda tomar el segundo enantium, el de emergencia, y ya sea por efecto placebo o efecto quimico, confiar en que me ayude a relajar mi deteriorado sistema musculoesquelético inferior. Comienzo a caminar con un estilo indescriptible y a un ritmo tan lamentable, que paso de ser un Bisonte animado a convertirme en un gato de escayola. Enfilo andando la bajada final por un amplio sendero desbrozado hasta que a un kilómetro de meta me supera
Jose Angel que baja como un cohete. Arranco a correr por vergüenza torera tras él y lo alcanzo entrando de nuevo en las primeras casas de
Robles de la Valcueva. Al fondo se escucha la megafonía, el terreno es llano y las piernas dejan de ser un problema porque estos últimos metros se corren con el alma. Son las últimas zancadas de la temporada y en meta hay que entrar esprintando como si viniese escapando de la mismísima muerte con su afilada guadaña.
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Dando la últimas zancadas de la temporada 2016 a escaso metros de la pancarta de meta |
Finalmente completo los 24,7 kms de la prueba con 2466 metros de desnivel acumulado (1233 positivos y 1233 negativos) con un tiempo de 3h:30: 07 en el puesto 134 .de la general (sobre 196 corredores en meta y 209 en la salida), a 1h:14': 44" del ganador que fue Francisco Javier González Fernández con un tiempo de 2h:16':51". Una vez más he vuelto a ser más lento que el caballo del malo y cuando llego a meta mis predecesores ya se han bebido todo el chocolate caliente.
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Con Jose Ángel Castro y Javier Nistal en meta |
Y llega la hora de extraer conclusiones:
1.- Lo primero de todo es la habitual ronda de agradecimientos. Han sido necesarias apenas dos ediciones de esta prueba para demostrar que existe otra manera de entender el mundo de las carreras por montaña. Detrás de este proyecto están 3 personas:
Miguel, Camino y Joaquín que han dedicado mucho tiempo, esfuerzo y trabajo para que todo haya rozado la perfección el día señalado y a la hora señalada. Ellos y solo ellos se merecen todos los elogios porque ellos han sido capaces de crear esta maravilla y de coordinar al resto de personas para que todas las personas fuesen capaces de aportar su granito de arena al proyecto. En mi caso sólo puedo darles las gracias, en primer lugar como corredor, y en segundo lugar y aun más importante, por hacerme sentir parte importante de este precioso proyecto cuando mi labor apenas a supuesto un 3% del inmenso trabajo acumulado. Para mi aconsejaros sobre el recorrido y posteriormente ayudaros a promocionar la carrera no ha sido ningún trabajo, sino más bien todo un honor. Es muy fácil hablar bien y promocionar una carrera en la que crees y que se podría promocionar por si sola. Miguel, siguiendo tus indicaciones ya no hablo de la carrera en tercera persona, sino en primera persona y como miembro de pleno derecho de la organización, pero creo que por una cuestión de justicia y de ética personal nadie debería apropiarse de méritos que no le corresponden y por ello es necesario que la gente conozcn quienes sois los verdaderos artífices de esta obra, mientras el resto debemos dar un paso atrás para no apropiarnos de elogios que no nos corresponde recibir. Para la edición 2017 quedan 12 intensos meses por delante y sabéis que podéis contar conmigo para todo aquello que entendáis oportuno.
Muchas gracias igualmente a fotógrafos, voluntarios y público en general por su apoyo a la prueba y a los corredores. Por último, o como dirían los británicos
last but not least, no quiero olvidarme de otras dos personas que creo que han sido importantes para el proyecto. El primero es el señor
Salvador Calvo Redondo. Salva, mil gracias por haber apoyado esta carrera desde el primer minuto en que te hable de su existencia, por dedicarnos tu tiempo y tus conocimientos, y por ofrecerte para la presentación sabiendo que eres un imán para los medios de comunicación, pero por encima de todo esto, mil gracias por ser como eres a nivel personal, tu humildad y compromiso como persona engrandece tu excelso curriculum deportivo. Por último gracias a
Tomás Baños por poner la carrera en órbita, por promocionarla dentro y fuera de León con todos los medios disponibles, aún sabiendo que por cuestiones laborales no podrías disputarla. Tomás, eres una de esas personas que merece mucho la pena y que este deporte ha puesto en mi camino. Tenemos algún proyecto interesante entre manos en 2017 y espero que finalmente llegue a buen puerto
2.- Con la mayoría de los que leéis este blog ya he podido hablar en persona y me habéis dado vuestras impresiones, pero es muy importante que aquellos que habéis estado en la prueba (corredores, fotógrafos o acompañantes) nos comentéis todos aquellos aspectos en los que creéis podríamos mejorar, esos pequeños fallos que pudiésemos haber cometido sin darnos cuenta (avituallamientos, señalización de algún tramo, entrega de dorsales, etc). El halago agrada e ilusiona, pero es la crítica constructiva la que ayuda a mejorar porque sólo es posible mejorar si se conocen los fallos y tenemos 12 meses por delante para trabajar sobre ellos, así que bien a través de este blog, de la página oficial de la carrera, del facebook de la carrera o por mensaje privado si no queréis plasmar vuestra opinión en abierto, por favor decirnos en que podemos mejorar. Creo que el listón ha quedado muy alto esta edición y las expectativas para el año próximo serán mucho más complicadas de satisfacer así que muchas gracias a todos por anticipado.
3.- A nivel personal se acaba una temporada extraña en lo deportivo que ya habrá tiempo de analizar con calma. Creo que necesito un cambio de aires para recuperar la motivación y por eso el año próximo haré un cambio casi completo de calendario. Con muchos de vosotros coinciré poco, pero me quedo con todos los momentos vividos y todos los kilómetros compartidos este año.
MUCHAS GRACIAS A TODOS y nos vemos corriendo por montaña en 2017
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Miguel, Camino y Joaquín, ellos son los creadores de esta fantástica carrera. Ahora ya les podéis poner cara |
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Perfil de la II Carrera por montaña de Matallana de Torío |