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jueves, 8 de diciembre de 2011

III Cross Alpino de la Peña del Tren

Esta prueba constituye el  mejor ejemplo de como con pocos medios materiales y humanos, pero con mucha dedicación y entrega,  se puede organizar una carrera fantástica.  Un día soleado, un entorno privilegiado, un recorrido técnico en muchos tramos, unos avituallamientos estratégicamente bien situados, un pueblo volcado con la prueba y una organización casi perfecta, convierten esta carrera en un lugar de paso obligado para cualquier corredor de montaña.


Si la finalidad del deporte es encontrar los límites, en esta prueba yo he alcanzado los míos en el momento actual.

Y sin más preámbulos, comencemos con el desarrollo de los acontecimientos. Llegue a la prueba con muchísimo respeto. Un entrenamiento muy escaso de apenas 30,5 km a pie y 32  Km de bicicleta  durante el último mes y medio, no parece el mejor bagaje para afrontar una prueba de esta dificultad. Además y para acabar de rematar la faena,  el día antes de la prueba participé en el Cross domestico de Benavides (8,6 km) , lo que me hizó llegar a la carrera  ligeramente cansado.

Comienzo la prueba muy tranquilo y saliendo desde muy atrás (por detrás del puesto 170), en compañía  de mi inseparable compañero de fatigas durante todo el año Joaquín Cañizares,  con quien compartí la mayor parte de la prueba.
 Los primeros 8 km. de carrera  son relativamente sencillos. Por La Peña del Tren pasamos en el kilómetro 7,500, momento en el que sin tocar cumbre, alcanzamos los 1500 metros de altitud. Las subidas no son excesivamente pronunciadas, existen varios  descansos en la ascensión y el camino es fundamentalmente por pistas.  Aún así,  más de 60% de la ascensión la realizó caminando, y procurando no forzar demasiado para conservar muscularmente las piernas, ante la perspectiva de enfrentarme a unas 3 horas de esfuerzo.





 Al llegar a lo alto nos encontramos con la primera dificultad de la prueba: una bajada muy técnica por un cortafuegos, con mucha pendiente, con piedra suelta y sin referencias a nivel de senderos o caminos marcados.  Desciendo relativamente fácil, rápido, concentrado   y  con cierta sensación de seguridad. Al llegar  al final del cortafuegos me encuentro con el avituallamiento sólido.  Me detengo por más de 3 minutos,  comiendo (plátano y naranja), bebiendo en abundancia para reponer fuerzas y esperando a mi compañero de fatigas que se había descolgado ligeramente en el comienzo de  la bajada.
 Desde el avituallamiento y haciendo un simil taurino, cambiamos de tercio y comenzamos un tramo mucho más cómodo de bajada por pistas , con 2 repechos no excesivamente complicados, hasta volver más o menso al punto donde se encontraba el primer avituallamiento del día en el kilometro 15 y a una altitud de 1.200 metros.
 Desde ese punto comienza  la segunda bajada técnica del día que nos llevaría desde los 1200 metros hasta los 980 metros de latitud en 1,3 Km de bajada y que nos lleva  hasta las áfueras de Torneros de la Valdería. El descenso se realiza por un sendero, pendiente, pero salvo los 200 primeros metros,  no tan complicada como la primera bajada del día (por aparecer marcada una senda que sirve como referencia  en la bajada).  En ese momento ya me empezaban a dar guerra los gemelos, pero al llevar calcetines de compresión, aguanto el tipo más o menos dignamente. Al final de esta segunda bajada importante, nos espera  el cuarto y último avituallamiento (16,4 Km). Al igual que en los 3 avituallamientos previos,  me detengo, y con calma ingieró 2 geles de absorcion rápida, mucho liquido y a comenzar el terrible muro final. Con  16 kilometros acumulados  ya en las piernas y muy castigado comienzo la última subida del día. Se trata de un autentico muro de unos 1000 metros de longitud, con una pendiente muy pronunciada y donde se pasa de los 981 a los 1217 metros de altitud.  La pendiente es  relativamente constante, ya que en ningun momento baja del 15% y alcanzando picos del 40%.  La subida se me hace muy difícil,  andando a duras penas y con la terrible sensación de querer parar porque ni andando tengo sensación de avanzar.


 En algun punto del ascenso, a unos 300 o 400 metros de coronar el repecho calculo yo (sobre el km 17 de carrera) , me meto por una oquedad de las que crean los torrentes de montaña y al intentar salir del mismo, fuerzo un pelín más de la cuenta y  se me sube el gemelo izquierdo, quedando tirado en el suelo, sin poder doblar  las piernas y sin poder ponerme ni siquiera de pie. Veo como pasan por mi lado corredores (5, 6, 7 quizás 10), con la impotencia de no poder moverme, hasta que  reconozco  a un  corredor al que vi justo antes de salir junto con algun amigo del equipo León Corre , le pido ayuda y sin pensarlo 2 veces sacrifica su propia carrera por ayudarme. Se para y me estira el gemelo el tiempo necesario (quizas 2 o 3 minutos) hasta que consigo ponerme en pie. Dicho corredor resulto ser Jose Luis Gomez Arienza del equipo Yordas, vaya desde aquí mi gratitud,  porque sin tu ayuda mi carrera se habría cabado en ese punto.  Comienzó de nuevo la subida con mucho miedo y muy despacio para no forzar los gemelos, siendo consciente de que si consigo coronar,  a partir de ese momento lo peor a nivel muscular habrá pasado y que las posibilidades de acabar la prueba se incrementarián exponencialmente.  Una vez coronado el repecho, intento echar a correr de nuevo y para mi sorpresa  me encuentro con un colapso generala nivel muscular, ya que empiezan a darme pinchazos en  los biceps femorales y los cuadriceps. Así que una vez más opto por la máxima Darwiniana de la adpatación al medio,  y decido avanzar como buenamente se puede,   caminado como un pato escayolado. En esos últimos 3,5  km disputados en soledad fui viendo como me adelantaban  no menos de  15 corredores, aunque  para mi eso era lo de menos.
Finalmente y ante la proximidad de la meta, consigo arrancar a correr y hago los últimos 800 metros corriendo.
 Llego a meta con la satisfación del beber cumplido, en un tiempo oficial de 2horas 44 minutos 8 segundos y 601 milesimas para  para completar  los 21,150 Km de recorrido total (según GPS Garmin) y para completar 1960 metros de desnivel acumulado (980 positivos y 980 negativos). Mi compañero Joaquin  entra en meta mucho más entero que yo , apenas unos sgundos más tarde.

El puesto final en clasificación general es el 205 (136 de mi categoría)  de un total 310 participantes entre andarines y corredores (+2 perros) que tomaron la salida
Tras la prueba una ducha con agua helada (Este era el infierno del que hablaban en le cartel de la prueba) en Castrocontrigo, unas sabrosas patatas con costillas en el pueblo y de vuelta a casa.

A nivel estadistico el ritmo medio de la prueba fueron 7,7 Km/hora (o lo que es lo mismo a 7:46 min/km). Corono la Peña del Tren en 1:01:31 a 1499 metros de altitud, y llego al comienzo del muro en 1:58:12 a 981 metros de altitud.

La primera hora recorrí 7,29 Km., la segunda hora 9,15 km (16,44 km totalizados al paso por 2 horas de prueba ) y la última hora de competición  4,71 km (en 44 minutos y 8 segundos  para completar 21,15 km).

Los tiempos de paso parciales fueron: Km 5 (37:04), km 10 (39,05 para un  total de  1:16:09), km 15 (35,07  para un total de 1:51:16), y por último  Km 20 (45:52 para un total de 2:37:08)
Sin lugar a dudas, y a pesar de lo largos que se me hicieron los últimos 3,5 km de la prueba, es la carrera en la que más he disfrutado en todo el año, y orgulloso de lo conseguido, ya cuento los días que faltan para la edición del año próximo.

2 comentarios:

  1. Muy técnica la crónica Ruben, como se nota que tienes un Garmin Forerruner que te marca hasta las piedras del camino, cuidate los gemelos. Nos vemos en la montaña

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  2. Como se nota que eres de la vieja escuela Javi. El día que te pases al Garmin, ya no podras correr sin él.

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