Y para cerrar el año 3 San Silvestres en 3 día consecutivos. Cada una distinta de las demas y con sus particularidades.
Para empezar la San Silvestre de Villaquilambre. Una carrera de 6,3 km por los páramos de Navatejera y Villaquilambre. Sin público y con una intensa sensación térmica negativa. Unos 27 minutos (a 4:20 el km aprox) para acabar en el puesto 27 de la general aprox., en resumen, una carrera en la que no me sentí cómodo en ningún momento y que no pasará a la historía.
Al día siguiente la San Silvestre de Léon en su modalidad popular. Unos 3,55 km para disputar en familia. Lo de menos el tiempo, el puesto y los rivales. Lo importante correr con los tuyos y participar de la fiesta. 38:15 minutos y 2 km con 21 kilos a los hombros así lo atestiguan.
Para finalizar la San Silvestre de Avilés. Por mil razones la mejor carrera del año para mi. He vuelto a correr en casa, cosa que no hacía desde finales de los 90 (y de eso hace ya más de 11 años). La carrera la organizan mis amigos de toda la vida y compañeros de fatigas atléticas en el CITD y posteriormente en el Avilés Atletismo, que ahora se han reconvertido en directivos de club de atletismo y tiran del carro de este deporte tan fantastico. Finlamente un ambiente espectacular con más de 2500 participantes (de los cuales unos 1500 aprox. participaban en la prueba grande). Para acabar de rematar me salio la carrera del año. Puesto 117 de la general sobre 1353 corredores en meta, con un tiempo oficial de 21:05 para completar los 5,7 km de la prueba a un ritmo de 3:41.82 el km (en realidad eran 5.500 metros aprox. por lo que le ritmo real fue de 3:50 el km). Una carrera dura y espectacular, con una salida rapidisima por un circuito urbano abarrotado de público.
Como explicar que llevo todo el año compitiendo a 4:20 el km y que en una prueba dura y con constantes subidas y bajadas sea capaz de competir a 3:50, pues no lo sé a ciencia cierta. Entiendo que es una combinación de factores: Una salida muy rápida desde la segunda fila de corredores (a 3.00 el km) influenciada por los primeros 500 metros de carrera que eran de bajada y con una pendiente importante. La motivación de correr en casa, ante tus amigos de toda la vida y tu familia. Un circuito urbano abarrotado de público animando que te llevaba en volandas e incluso el hecho de correr al nivel del mar y vivir a 820 metros de altitud. Todo este cocktail de factores puede explicar lo sucedido. La realidad es que ya estoy empezando a preparar el terreno para el año próximo donde debo de volver si o si al TOP 100 de la prueba y para eso debo de mejorar considerablemente, porque la flauta no todos los días suena.
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